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March 28, 2024

En la primera línea contra el coronavirus, los campesinos piden protecciones

Unos campesinos cargan cajas de cilantro en un camión el 28 de marzo en un campo de cultivos en Oxnard, California EFE/Iván Mejía

Oxnard (CA), 31 mar (EFE).- Los trabajadores del campo figuran en la lista de empleos esenciales que en medio de la pandemia del coronavirus pueden seguir trabajando y así llevar “alimentos frescos a los mercados”, pero reclaman protecciones para desarrollar su “prioritaria” labor.

“Al ir a trabajar, con el peligro de enfermarme, siento que mi vida no vale nada”, confesó a Efe Celso Guevara, cosechador de fresas en cultivos de Oxnard (California). “Es como que el presidente nos ordena ir a la guerra, pero sin protección”, agregó el trabajador, de 33 años.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) dio a conocer el pasado 19 de marzo una lista de “trabajadores de infraestructura crítica esencial” que deben de trabajar en medio de la pandemia del COVID-19, lista encabezada por los trabajadores de salud y en tercer lugar figuran los empleos del sector de la alimentación y agricultura.

El presidente Donald Trump advirtió que cada persona que labora en la infraestructura crítica “tiene una responsabilidad especial de mantener su horario de trabajo normal”, un horario que en el caso de Guevara inicia “desde antes que canta el gallo”.

LA DISTANCIA SOCIAL SE MIDE POR SURCOS

Este mexicano, originario del estado de Guerrero, desarrolla su jornada diaria junto a unos 160 campesinos, muchos ataviados con guantes de latex, gorras, sombreros y pañuelos de tela cubriéndoles la boca y nariz, mientras las radios portátiles disparan corridos mexicanos o hasta reguetón de Bad Bunny.

Aquí, el distanciamiento social se mide por surcos – uno de por medio – y para quienes están en la misma línea se respeta los dos metros de distancia. Los jefes procuran que no les falte suficiente agua y jabón para lavarse las manos.

“Estamos agradecidos de tener trabajo, pero laboramos con temor de regresar a casa con dolor de cabeza, tos y calentura”, indicó el campesino, que pide la misma protección que tienen otros empleados esenciales como “los socorristas o enfermeros”.

Guevara criticó que mientras ellos madrugan para trabajar en medio del riesgo que supone el COVID-19 y “para que en los supermercados no les falte la comida” algunos “irresponsables” van de paseo o a la playa a pesar de las órdenes de las autoridades de estar “seguros en casa” .

“ES COMO ESPERAR QUE LA BOMBA TRUENE”

Armando Elenes, tesorero del Sindicato de Campesinos (UFW), dijo a Efe que en EEUU los trabajadores del campo suman más de un millón, de los cuales “95 % son latinos y 50 de cada 100 campesinos son inmigrantes indocumentados”.

“Si los campesinos salen a trabajar cada día, sin protección, es como estar esperando a que la bomba truene”, declaró Elenes. “No pueden dejar de trabajar, porque más de la mitad por no tener papeles no pueden tramitar beneficios por desempleo”, indicó.

El tesorero de este sindicato, que fue fundado por el legendario activista César Chávez, expresó además que por la falta de documentos muchos no recibirían los cheques de ayuda para las familias contemplado en el mayor paquete de estímulo económico de la historia del país, por valor de más de 2 billones de dólares.

Ese plan, firmado por Trump, incluye una partida de cerca de 250.000 millones de dólares que se reservarán para efectuar pagos directos a individuos y familias.

Con el fin de generar estabilidad económica y mental a los campesinos, UFW propone el aumento de “al menos 2 dólares o más por hora” a los campesinos, por trabajar bajo “riesgo”, además de otras medidas en caso de emergencias de salud.

Si los campesinos “son trabajadores esenciales, según el gobierno, deben de recibir beneficios esenciales para sus familias”, opinó Elenes.

MIEDO A LA MIGRA Y AHORA AL CORONAVIRUS

Por su parte, Irene De Baraicua, vocera de Líderes Campesinas de California, declaró a Efe que “los campesinos y campesinas” trabajan con el miedo a “los pesticidas, a la migra y hoy al coronavirus”.

La dirigente contó que entre las consecuencias que deja la pandemia a estos trabajadores es que cuando salen del trabajo ya no encuentran comida en los mercados: “¿Qué ironía? Los que trabajan en el campo ya no pueden comprar lo que cosechan”, señaló.

Al problema de las escuelas cerradas por la cuarentena, y que tiene a las madres campesinas preocupadas por quien les cuide a sus hijos, se suma brotes de casos de violencia doméstica.

Debido a que algunas compañías del sector han cerrado hay hombres desocupados, sin ingresos y deprimidos, que “están tomando licor” y protagonizan situaciones de “violencia doméstica” con sus esposas y niños, alertó la líder campesina.

REFORMA MIGRATORIA

Un campesino de 29 años que se identificó como Dionisio, originario de México, dijo a Efe que “el gobierno tiene que entender” la importancia del aporte de los trabajadores del agro. “Si nosotros no trabajamos, la economía se derrumba del todo”, afirmó.

Dionisio sugiere al presidente que la mejor manera de “recompensar” ese riesgo diario de “pescar el coronavirus” en el campo sería promover la aprobación de la residencia permanente “para estos trabajadores esenciales”.

Por su parte, Elenes, a nombre de UFW, dijo que la residencia permanente “para todas las personas indocumentadas, resolvería muchos de los problemas de seguridad laboral de estos trabajadores esenciales”.

A la situación de los más vulnerables, los campesinos, se suman las preocupaciones de la industria agrícola en California, que se estima mueve unos 50.000 millones de dólares, por los cambios que la pandemia está imponiendo a todo nivel, lo que incluye el cierre de consulados donde se procesan las visas H2-A.

Esta situación se prevé origine un retraso en el reclutamiento a semanas antes de la cosecha de fresas y lechugas, los cuales dependen de los trabajadores extranjeros.