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March 28, 2024

Siegel: Escuchar a científicos puede debilitar Gobiernos como el de Trump

Washington, 9 abr (EFE).– Un Gobierno desmantela las estructuras que deben proteger a los ciudadanos y de repente estalla una pandemia mundial que hace que la gente escuche más a los científicos que a los políticos. Parece un experimento de filosofía política, pero es la realidad, de la que la pensadora Susanna Siegel cree que Ejecutivos como el de Donald Trump pueden salir debilitados.

Profesora de Filosofía en la Universidad de Harvard, Siegel observa lo que está ocurriendo confinada en su casa en Cambridge (Massachusetts, EE.UU.) bajo el tamiz de su especialidad, la percepción social, que estudia la manera en que el contexto, como las creencias, el miedo, lo que se desea o sospecha, afecta lo que percibimos.

En una conversación en español con Efe por internet, esta intelectual estadounidense habla del mundo en cuarentena y del que vendrá tras la pandemia del coronavirus, la democracia, el capitalismo y el papel de los Gobiernos, en una charla salpicada de referencias a pensadores como Hannah Arendt, Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau.

Y avisa de que, por el momento, la crisis está teniendo efectos grandes en nuestra percepción de las decisiones políticas y de los científicos.

Pregunta: ¿Cómo va a modificar la pandemia nuestras vidas?

Respuesta: Yo creo que la pandemia ha cambiado nuestras vidas, nuestras creencias, nuestro sentido de comodidad en los espacios sociales. El psicólogo J.J. Gibson inventó la idea de “affordancias”, que no tiene una traducción buena, es la palabra en inglés “affordances”, que son las posibilidades de interacción entre la gente. En este momento nuestras “affordancias” sociales están en constante cambio, porque (…) los factores que influyen en ellas usualmente están en el fondo, pero ahora están influidos por los conocimientos científicos.

P: ¿Cómo va a modificar esta crisis los símbolos sociales, el significado que les atribuimos?

R: Van a cambiar los símbolos de estar juntos (…) Antes ustedes veían a un grupo de personas, que estaban jugando o que estaban cerca unas de otra, y ahora estamos alejados y nos sentimos muy incómodos, no podemos acostumbrarnos a estos cambios y no vamos a hacerlo.

Lo que es muy interesante para mí ahora es que esos comportamientos están muy influidos por los conocimientos científicos. Por ejemplo, aquí tenemos una fuerza invisible que se propaga tanto por las superficies inanimadas e impenetrables, como el metal y el plástico, así como por la de los humanos, ojos, boca, etc… Tocar el pomo de la puerta podría convertirse en un asesino involuntario. La pandemia matará potencialmente a un alto porcentaje de la población mundial. Eso es increíble y nadie, nadie, creería eso, si la ciencia no nos lo dijera. Y de esa manera, nuestra perspectiva y comportamiento están influidos en este momento por los conocimientos científicos. Hablo de esto especialmente porque la mayoría de la gente espera que los líderes políticos escuchen también a los expertos. En este momento la gente más poderosa del mundo no es ningún Gobierno autoritario ni un multimillonario, pero sí los epidemiólogos.

Ante estas perspectivas esto puede plantear un problema a los Gobiernos que se han empeñado en atacar tanto a los expertos como a las instituciones dedicadas a generar y valorar la experiencia y los conocimientos científicos. Por lo que queda por ver si los Gobiernos de Trump o (de Jair) Bolsonaro pueden continuar estos ataques, porque al hacerlo requieren que la gente se vuelva en contra de los expertos que están moldeando su comportamiento.

P: Los científicos están dominando el discurso público, pero ¿Cree que esto se va a mantener después de que hayamos superado la crisis del coronavirus?

R: Depende de la respuesta y de cómo se desarrolla la política en este momento hacia el futuro. Si continuamos dependiendo en los aspectos de comportamiento y en nuestra política (de la visión de los científicos), será más difícil para los Gobiernos autoritarios mantener sus narrativas que nos aíslan de la realidad.

Este es un punto que dijo la filósofa Hannah Arendt cuando decía que los Gobiernos autoritarios dependen de excluirnos de la realidad. En este caso, la pandemia es un ejemplo de la realidad que empuja hacia atrás, trágicamente, con muertos y enfermedad y más trágicamente en la forma en que la gente escucha a los expertos y moldea su comportamiento según sus sugerencias.

P: ¿Cómo va a afectar la pandemia a la democracia?

R: Depende de las respuestas políticas que tomemos. Si las políticas no abordan la inseguridad económica y no nos guían hacia modos de interacción saludables, veremos dos tipos de reacción: Algunas personas responderán retrayéndose y sospechando de la cooperación social, por ejemplo, la venta de las armas en mi país aumentan; pero otras personas van a responder diferente, se volverán más conscientes de las interdependencias sociales y formarán, por ejemplo, sociedades de ayuda mutua, como ya ha sucedido en algunos lugares.

P: ¿Y al capitalismo?

R: En principio creo que es difícil imaginar para mucha gente el mundo sin el capitalismo. Hay que reinventar la economía de una manera u otra. Yo creo que lo que debería pasar es que se usen nuevas estructuras para emplear a toda la gente que está desempleada, reutilizar los edificios que no son utilizados, reentrenar a los técnicos como enfermeras y las enfermeras como médicos. Esas son cosas de gran coordinación que necesitan de un Gobierno. (…) Lo importante es que haya un Gobierno, pero los Gobiernos autoritarios no quieren ser funcionales. Quieren solamente trabajar para su propia ganancia y esa no es una situación estable, y es más inestable por la pandemia, creo que es más inestable porque la gente está escuchando a los expertos.

P: ¿El populismo va a verse reforzado o debilitado?

R: Depende de nosotros, depende de la extensión con que la gente escuche a los expertos. Va a ser más difícil mantener esas narrativas como que es una enfermedad de China o una enfermedad de los que viven en Nueva York. Es menos creíble en este contexto, a lo mejor sí que van a debilitarse esos Gobiernos, pero quién sabe. Vamos a ver si Trump, por ejemplo, o Bolsonaro, puede reintroducir sus narrativas conocidas de éxito si toda la gente se pone enferma.

P: ¿Con qué fenómeno histórico podríamos comparar la crisis actual?

R: Con la I Guerra Mundial respecto a la transformación repentina de la economía. Y con experimentos filosóficos, como el estado de naturaleza de Hobbes que nunca pasó. Es un escenario imaginario que usamos para pensar en una posibilidad u otra. Creo que lo que pasa ahora es como un experimento, un experimento en la filosofía política, porque podemos ver qué pasa si un Gobierno se desmantela, si los líderes quitan el Gobierno y quitan las estructuras políticas que deben protegernos ¿Qué va a pasar? Y eso es lo que estamos viendo. Hobbes decía que la gente se pondría a sospechar unos de otros, pero otros filósofos decían que la gente se pondría a cooperar.

P: ¿Saldrá el Estado del bienestar reforzado o deteriorado?

R: Al no tener un sistema sanitario bueno aquí en (EE.UU.), tenemos este desastre, y si podemos salir de ese desastre para reconstruir las estructuras que necesitamos, no sé si eso sería otro Estado de bienestar, pero sí sería un Estado de bienestar económico, porque la gente podría ganar empleo.