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April 15, 2024

Los trabajadores esenciales siguen siendo “invisibles” durante la pandemia

Washington, 29 abr (EFE).- Un día después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó que sigan las operaciones en las plantas que procesan productos cárnicos, sindicalistas, políticos y líderes religiosos pidieron más protección para los trabajadores declarados esenciales, que siguen sin contar con el apoyo que requieren durante la pandemia de COVID-19.

“Hemos sido invisibles pero ahora se dan cuenta de que nuestro trabajo es esencial y hace una diferencia”, dijo Elia Starkweather, una limpiadora de oficinas en Minneapolis, Minnesota, durante una teleconferencia.

“Que no nos discriminen”, pidió Carolina, madre de seis hijos que trabaja en el campo. “A quienes dicen que les robamos sus empleos, que vengan al campo para que sepan lo duro que es ese trabajo. Nos llaman esenciales paro no nos reconocen”.

“Trabajo para que la gente pueda comer, y a veces nosotros no tenemos para comer. En estos días los niños están en la casa y a veces no nos alcanza para la comida. Nos han cortado las horas de trabajo a seis horas y el pago no alcanza para alimentar a nuestros hijos”, continuó.,

Carolina dijo que su familia se ve obligada a elegir entre la compra de mascarillas y guantes o la comida para sus hijos, que no tienen almuerzo escolar.

El Gremio de Trabajadores de la Alimentación y Comercio indicó en un comunicado que “si los trabajadores no están protegidos, el suministro de comida tampoco lo estará”.

Al menos 20 trabajadores de plantas de procesamiento de carne y otros alimentos han muerto por COVID-19 y más de 6.500 empleados en las empacadoras de carne han tenido resultados positivos por coronavirus o se han visto forzados a aislarse, según el gremio.

Las mayores compañías mundiales de productos cárnicos, incluidas Smithfield Foods, Cargill, JBS USA, y Tyson, han suspendido operaciones en unos 20 mataderos y plantas de procesamiento en América del Norte debido a la enfermedad entre los trabajadores.

El Departamento de Agricultura calcula que cerca de la mitad de todos los peones rurales en EE.UU., es decir más de un millón de hombres y mujeres, son inmigrantes indocumentados. Los dueños de plantaciones y contratistas de mano de obra estiman que son casi el 75%.

Casi 25% de quienes trabajan en las plantas avícolas, mataderos y procesadoras de carne son inmigrantes indocumentados.

America’s Voice, una coalición de dirigentes religiosos en áreas rurales, indicó que “a la luz del impacto de la COVID-19 en los pueblos y ciudades pequeñas, y especialmente en las plantas empacadoras de carne, llamó al Congreso a que proteja a los trabajadores.

Estos líderes religiosos se unieron a peones rurales y trabajadores de granjas avícolas en Carolina del Norte y Georgia pidiendo al Congreso ayuda para los dueños de pequeños negocios rurales, granjeros, peones rurales y trabajadores de las plantas procesadoras de alimentos.

La representante Verónica Escobar, demócrata de Texas, indicó que “mientras el Congreso continúa considerando paquetes legislativos para enfrentar la pandemia de coronavirus, es importante que se tenga en cuenta un trato justo para los trabajadores”.

El Congreso debería “apoyar la infraestructura electoral, extender la cobertura de Medicare a los inmigrantes, proveer al personal de salud con los equipos de protección personal, y cubrir el cuidado de los niños de los trabajadores esenciales”, expuso.

Ernesto Garnica, quien ha estado trabajando como limpiador en Minneapolis por 15 años, dijo que él y sus compañeros y compañeras han estado “trabajando para que la gente pueda volver a trabajar en forma segura”.

“Pero trabajamos sin equipos de protección personal. Hay compañeros cansados, otros no tienen seguro de desempleo”, agregó. “¿Cómo pueden poner comida en la mesa de sus familias? Con o sin papeles necesitan una compensación justa por su labor que es esencial”.

Con o sin la documentación migratoria debida “nosotros trabajamos en esta emergencia”, dijo Justo Pineda, quien apoya el mantenimiento del edificio en un hospital de Northridge, California. “No se debería discriminar a las personas, se debería apreciarlas por lo que hacen”.

Leonardo Díaz, quien dijo que trabaja como conductor de vehículos para Uber, indicó que “los trabajadores móviles han enviado más de 10.000 correos electrónicos demandando equipos de protección personal y un pago justo por el trabajo”.

Los servicios de la ciudad “no se detienen por la pandemia”, explicó Sonia, que atiende la línea de emergencias 311 en la ciudad de Houston, Texas. “Cuando la gente necesita servicios por una cañería rota, un escape de gas, yo estoy allí para ayudarles”.