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March 29, 2024

Una nueva red de solidaridad latinoamericana crece en París con la pandemia

París, 16 may (EFE).– El confinamiento en Francia impulsó una nueva red de solidaridad entre colombianos que comenzó con una colecta de fondos para 20 familias y ha crecido hasta convertirse en una asociación, Link Aid, que busca seguir ayudando a la comunidad latinoamericana en el retorno a la normalidad.

La idea partió de la convicción de que muchos compatriotas se iban quedar sin trabajo e ingresos durante la cuarentena iniciada el 17 de marzo y finalizada el 11 de mayo. Su propósito inicial se vio desbordado tanto por el número de necesitados como por el de voluntarios dispuestos a ayudarlos.

Dos de los impulsores fueron Carolina Franco y Ricardo Rodríguez, una pareja de ingenieros que aprovechó la popularidad y el tirón en Francia del “Man de los Chorizos”, el también colombiano Juan David Castillo, para dar a conocer su iniciativa entre los contactos de este dueño de una empresa de comida colombiana a domicilio.

“Gracias a él, que no solo nos ayudó con la comunicación, sino que se involucró en la parte logística, logramos recolectar en un día el dinero que necesitábamos para esas 20 familias durante un mes, pero también nos dimos cuenta de que al final del día no teníamos solo 20 familias, sino alrededor de 100”, explica a Efe Rodríguez.

Basta rellenar un formulario en su web para contar la situación y pasar a formar parte de quienes reciben alimentos, platos preparados o cupones de 50 euros para gastarlos en un supermercado, algo de lo que se han beneficiado ya unas 700 personas.

AYUDA A ESTUDIANTES Y GENTE SIN TRABAJO

“Hay estudiantes que no han podido pagar por ejemplo el arriendo, turistas que se han quedado varados en París u otras zonas de Francia, o personas que tienen trabajo pero a las que el contrato les fue suspendido, dejaron de recibir salario y se ven en dificultad”, señala Rodríguez.

Uno de ellos es Jhon Alexander. Llegó a París hace tres meses y justo cuando empezaba a buscar trabajo “en lo que fuera, de construcción, pintura, demolición”, empezó el confinamiento y vio frenada cualquier posibilidad de encontrar un empleo con el que enviar dinero a su familia.

Vive en Butry, en las afueras de París, en una casa con otras 14 personas que les cede de forma gratuita otra colombiana. Dejó en Colombia a su mujer y a su bebé, que ahora tiene seis meses, y es la primera vez que se ha visto obligado a pedir ayuda.

“Es un paso difícil de tomar porque uno nunca ha tenido esa necesidad. Gracias a Dios era un formulario serio”, cuenta a EFE agradecido a esos otros compatriotas “que han sido unos padrinos ejemplares” y de los que ha recibido comida y dos bonos de 50 euros.

Esa red de ayuda ha llegado igualmente a Nain, estudiante de música de 19 años, los dos últimos en Francia gracias a una beca y residente con otros latinoamericanos en Puteaux, también junto a la capital francesa.

“Cualquier ayuda es bienvenida. Es la primera vez. Me quedé sin trabajo por el coronavirus. Sobrevivimos, pero podríamos estar mejor”, cuenta este joven colombiano que compaginaba sus estudios como profesor en un conservatorio.

CONVENIOS CON EMPRESAS PRIVADAS

Link Aid, que está ultimando el papeleo para constituirse oficialmente como asociación, cuenta además con la colaboración de empresas como Saveurs et Vie, Mi Ranchito Paisa o Petit Forestier, que les ofrecen sus excedentes.

Una vez cargado el material, organiza la ruta de las entregas casa a casa para optimizar los tiempos.

Esta semana les ayudó el también colombiano Harold Sarabia, propietario de una empresa de construcción y renovación de apartamentos, que les prestó su camioneta y su tiempo, cubierto como Rodríguez con la mascarilla recomendada por el Gobierno francés para frenar la expansión de la pandemia.

“De alguna manera todos hemos sido emigrantes y sabemos las dificultades que pueden encontrar quienes llegan al país. Poder ayudar a personas en cualquier parte del mundo reconforta a uno mismo. Es importante hacerlo de buen corazón. A veces vemos que los gobiernos hablan mucho, pero no ejecutan”, apunta.

Y aunque la mayoría de beneficiados son colombianos, los hay también peruanos, bolivianos, ecuatorianos o dominicanos. “No importa la nacionalidad”, concluyen desde una asociación que espera poder empezar a ofrecerles ayuda con el idioma y de cara a su inserción laboral.