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April 23, 2024

Divagaciones literarias (de una Burner) y otras cosas

Por Techari ETchari

Redwood City, CA – 23  jul – Es con este título, el cual estoy segura conllevará a más de una pregunta por parte de quién lo lea, que decido comenzar esta columna con el propósito de escribir sobre temas literarios, temas de lingüística o temas actuales que puedan resultar de interés.

Mi nombre de pluma es Techari y escogí este pseudónimo literario porque este vocablo significa libre en el caló gitano, es decir, en esa lengua que es una variedad del romaní que hablan los gitanos de España, Francia y Portugal.

Creo que muchos de ustedes se preguntarán qué significa esto de ser Burner y cómo es que lo integré al título de esta columna. Verán, Burning Man es un evento comunitario que toma lugar durante la última semana de agosto y donde los participantes construyen una ciudad llamada Black Rock City en los vestigios de lo que fue un lago, en el desierto de Nevada.  Congrega a más de 70.000 personas de todo el mundo y en esencia es un punto de encuentro, de expresión artística, de ideas y de comunidad donde se trata de seguir los diez principios básicos que resumen el concepto fundamental de  Burning Man.

Techsri ETchari en Burning Man 2018. Fotografía por Martín Laguna

Estos principios resumidos en pocas cuentas son, que todo el mundo es bienvenido, que se espera que los participantes regalen objetos, buenas acciones, favores, etc. sin esperar nada a cambio, que es un lugar donde se busca crear un ambiente fuera de todo proceso comercial o publicitario y lo único que se vende es el hielo y el café, donde se espera que los participantes busquen subsistir con sus propios recursos, esto quiere decir que debes estar preparado y llevar todo lo necesario para subsistir en un lugar tan remoto y hostil como lo es el desierto, incluyendo tu propio papel higiénico, sin que por esto nos entre a los que participamos la neurosis y dejemos sin papel higiénico al resto del mundo, también se espera que los participantes respeten las libertades propias y ajenas y se expresen libremente a través del arte y otras formas, que haya un esfuerzo comunal que valore los esfuerzos de cooperación y colaboración para crear un espacio comunitario seguro y positivo, que no se deje rastro, ni huella de que hayas estado ahí y que en general busques ser parte de una comunidad donde todos podamos coexistir en armonía durante siete días.

Durante los últimos diez años yo he estado asistiendo a este evento y te puedo decir que me ha cambiado mi manera de ver la vida, mi manera de apreciar mi comunidad y a mis semejantes. En cuanto a cómo comenzó pues ahí te va querido lector un poco de la historia. Burning Man comenzó cuando un grupo de amigos se reunió en Baker Beach, una playa en San Francisco, para celebrar el solsticio de verano, quemando la efigie de un hombre de madera de más de dos metros de altura. A principios de los 90 este “festiva” se hizo tan famoso que tuvieron que trasladarlo al desierto de Nevada, donde ahora cerca de 70.000 personas se encuentran reunidas por una semana en esta efímera ciudad llamada Black Rock City. La principal atracción de este evento es una procesión que tiene tintes paganos y que culmina con la quema de la figura de un hombre de madera de nombre a este evento y que puede llegar a tener hasta 12 metros de altura.

Tara Mechani, Escultura de la artista Daña Albany, que fue parte de las instalaciones de arte que se exhiben en lo que se conoce como La Playa. Fotografía por Martin Laguna, 2017.

Se ha especulado mucho sobre lo que sucede en Burning Man, y es que debemos tomar en cuenta que se acepta todo tipo de expresión individual y cultural, lo que quiere decir que todos son bienvenidos independientemente de su religión, de su filosofía, de su manera de ser, de verse, de vestirse o no vestirse y se crea una utopía perfecta donde todos convivimos de manera que haya armonía y cooperación entre todos.

Ahora, te voy a confesar algo, la primera vez que fui ni me resultó hermoso ni fácil nada de lo que viví. El calor era agobiante, había un continuo ruido de música diferente, de todo tipo, de gente, de ir y venir y todo se me vino de golpe. No te voy a negar que fue un choque el ver a tanta gente diferente, algunos con ropa y otros no, artistas, científicos, gente común y corriente como yo y todos mezclados en aquel lugar inhóspito y delirante. Luego, vinieron las tormentas de arena. Recuerdo voltear mi mirada hacia las montañas y ver una nube negra que se iba acercando y alguien que en la distancia gritó “Tormenta de arena”, yo solo tuve tiempo de meterme a mi tienda de campaña y de repente todo se oscureció. El viento y la arena comenzaron a golpear sin piedad todo a su paso, yo podía oír y sentir cada partícula de arena chocar en mi tienda campaña, y lo peor, la arena se iba colando por entre cada orificio que encontraba y se me iba pegando en cada partícula de mi piel, de mi ser.

La verdad es que después de 48 horas de escuchar la arena golpear en el techo de mi tienda de campaña, yo ya no aguanté y decidí que me largaba de ese lugar que ni podía entender y que me había sacado por completo de mi “zona de confort”. Así que al tercer día le dije a mi esposo y a mi hijo que nos había acompañado, que nos íbamos. Yo ya no aguantaba y no iba a estar un minuto más ahí. Deshicimos el campamento y nos marchamos, no me reclamaron nada, y recuerdo que hicimos el trayect de regreso en absoluto silencio.

¿Por qué regresé? Primero porque me di cuenta de que había sido muy egoísta al no dejar que ni mi esposo ni mi hijo siguieran disfrutando y no pudieron quedarse a lo que era el clímax de este evento, es decir, a la quema de esta efigie de madera. Segundo, porque no me sentía a gusto conmigo misma, con el hecho de que me había dejado vencer por las primeras impresiones y por las situaciones extremas del desierto. Así que decidí regresar, y decidí enfocarme en lo positivo. Además, descubrí que en ese lugar fue donde empecé a aceptar a los demás sin importar lo extremo que pudiesen llegar a ser. Me convertí en una Burner, y lo más importante, comencé a escribir poemas y pequeños relatos y eso, cambió la dirección de mi vida. Y tú querido lector, ¿Has tenido tú amable lector, algún encuentro con un grupo de gente o alguna organización o evento que haya dejado una profunda huella en ti? ¿Qué te haya transformado o cambiado tu forma de ver la vida? Si es así, me gustaría que me dejaras tus comentarios. Yo te dejo con una de esas primeras poesías que escribí en ese lugar llamado Burning Man.

 

Anochecer

La luz de la tarde me quiero beber,

acariciar las nubes con mis manos,

fundirme en las sombras del anochecer

que cae lentamente en mil retazos.

Queriendo encontrar una estrella fugaz,

alcanzar la luna, cristales blancos,

ir pidiendo anhelos que me den la paz,

hoja tierna machacada en encanto.

 

Techari ETechari

a 29 de agosto de 2018

aires de Burning Man

Mi dirección de correos para que envíen comentarios: u2bhppy@ Gmail.com

Techari es maestra de español y literatura (AP Spanish Literature and Culture) en Woodside High School. Ha impartido clases de español y Literatura (Hispanic Literature) en Canada College. Tiene una Licenciatura en español de San Jose State University y maestría en español con enfoque en lingüística y en literatura española y latinoamericana. Es poeta y ha publicado su primer poemario titulado “Poesías de amor y desamores”.