José Guevara nació en Abasolo, Guanajuato, México en noviembre de 1920, mientras que su esposa, Juanita Cisneros de Guevara nació en Los Ángeles el 12 de Julio de 1925. José Guevara vivió en México por 22 años y en la década de los 40 inmigró a los Estados Unidos en busca de mejores oportunidades económicas.
La vida en México fue muy dura en la época de la depresión en los Estados Unidos. José y Juanita se conocieron en Pueblo Nuevo, Guanajuato, pero en 1942, José vino solo a los Estados Unidos. Por cuatro años trabajó en San Francisco viajando a México para estar con su esposa. En 1946 decidieron que la familia necesitaba esta unida, ya que para entonces tenían dos hijos.
Por dos años vivieron en San Francisco. “La vida fue difícil como en cualquier otra ciudad grande”, comentaba José. En 1948 se mudaron a Palo Alto, siguiendo a su jefe quien había comenzado un negocio de agricultura, relacionado al negocio anterior de flores. En esa época, cotidianamente escuchaban un programa en español que se transmita por la estación de radio KLPK. Uno de los locutores era Samuel Arrazata, quien también vendía seguros de autos. Guevara decidió llamarlo y lo invitó a su casa donde hablaron de negocios. Arrazata lo animó, “independízate, pues el trabajo en el que ahora estás no tiene futuro”.
Las palabras de Arrazata lo motivaron a asistir a la escuela por las noches para aprender inglés.
En 1950 compraron una casa en Mountain View, decisión que lo forzó a buscar un trabajo mejor remunerado para poder pagar los nuevos gastos. Al inicio buscó trabajo en la industria del comercio, sin embargo se le hizo muy difícil encontrar trabajo. Entonces comenzó a laborar para el Servicio de Salubridad de Palo Alto, en el que estuvo por 32 años, de donde se jubiló cuando llegó a la edad requerida.
Al darse cuenta de las pocas oportunidades disponibles para sus hijos, el matrimonio Guevara se envolvió en el trabajo de la comunidad. Guevara, en un tiempo pasaba casi todas las noches de la semana en reuniones en San José, mientras que su esposa cuidaba de sus hijos en su casa en Mountain View.
Al mudarse a Sunnyvale, la situación se hizo más grave, pues al crecer sus hijos aumentaban sus preocupaciones por el futuro educativo de ellos. Su participación en actividades comunitaria creció aún más cuando oyó un discurso de tres profesores de las universidades de Stanford, U. C. Berkeley y Santa Clara, organizado por la Fundación Rosenberg en la Iglesia San Juan Vianney de San José.
“Ellos nos informaron que debíamos hacer algo nosotros mismos, debido a que existía una discriminación invisible contra el méxicoamericano. Además se comentó que a nuestros hijos se les pasaba de grado escolar sin tomar en cuenta sus conocimiento, se basaban solamente en su edad. En consecuencia, no se les estaba dando una oportunidad a ellos”, comentó Guevara, durante nuestra entrevista.
Después de esta presentación, un grupo de padres de las ciudades de Mountain View, Sunnyvale y San José comenzaron a organizarse. En otra ocasión un legislador del estado de California les dijo: “Háganse un favor: regístrense para votar. Por medio de participación en las elecciones aprendan a insistir, no a pedir. Como contribuyentes todos ustedes tienen el derecho de exigir. Sean fuertes y ejerciten sus derechos”.
En esa época, el Presidente Johnson había comenzado el programa de Acción Afirmativa, y Guevara tuvo la oportunidad de ejercer sus derechos al iniciar la aplicación de este programa en el Distrito Escolar de Sunnyvale, cuando la señora Dolores Helmer fue removida de su posición como enfermera. Ella era una professional dedicada, quien dio su tiempo como voluntaria para ayudar a las familias hispanas de Sunnyvale. Guevara junto a otros miembros de la comunidad, con la ayuda de una estudiante de leyes, Erlinda Avena, exigieron al distrito que le regresara su trabajo a la señora Helmer. Triunfaron y ella obtuvo las credenciales necesarias para enseñar y se le dio de nuevo su trabajo.
También presentaron demandas al Colegio De Anza, donde Richard Ríos y David Robles fueron unos de los primero estudiantes hispanos en asistir. Norma Zoffman, quien trabajó para De Anza, les ayudó a presentar sus demandas. Para ser admitido en De Anza se requerían altas calificaciones en la escuela secundaria. Sin embargo, sus discusiones con la Mesa del Distrito introdujo cambios para dar oportunidades a sus estudiantes minoritarios.
Los señores Guevara continuaron envueltos en las actividades de la iglesia, ayudando a preparar padres y padrinos para el sacramento del Bautismo. Procrearon cinco hijos, aunque Antonio, el más joven murió en el servicio military. Su hijo Jorge trabajaba en el Departamento de Tecnología vocacional para el Colegio De Anza y Alfonso, asistía en la época de esta entrevista al Colegio Foothill. El hijo mayor trabajaba como ingeniero de programas de computadoras y su hija Eva trabajaba en Ingeniería para Hewlett Packard.
Juanita Cisneros de Guevara trabajó en una cadena de montaje por 17 años, y anteriormente a ello, en empcadoras de frutas y legumbres. Después de la muerte de su hijo Antonio, ella dejó de trabajar. Antonio estaba tan dedicado a ayudar a la comunidad que cuando murió, el Colegio De Anza inició una beca escolar bajo su nombre.
La señora Guevara ayudaba a sus hijos cuando estudiaban en el colegio, preparando platillos mexicanos para las celebraciones de las Fiestas Patrias, además de ayudarles a obtener fondos para actividades especiales de los estudiantes. Al trabajar en la cadena de montaje vio mucha injusticia hacia los trabajadores minoritarios. Un día decidió llevar sus quejas al dueño. Le dijo la verdad, y a causa de su sinceridad ganó el respeto de él y el de sus compañeros.
Siempre apoyó las actividades de su esposo y sus hijos, pues sabía que servía como ejemplo positivo. Ella y su esposo se sentían contentos de ver lo que ocurría en la vida de sus hijos, particularmente la participación de ellos en la comunidad.
Sin embargo, sentían que todavía faltaba mucho por hacer: “Ha llegado el momento para que las nuevas generaciones continúen trabajando por la comunidad. Nosotros continuaremos dándoles inspiración y aconsejándoles que lo que no hacen, seguirá siempre igual”. © La Oferta Newspaper.
<English version>
José Guevara was born in Abasolo, Guanajuato State, Mexico in November 0f 1920, his wife Juanita Cisneros de Guevara was born in Los Angeles on July 12, 1925. Jose lived in Mexico for 22 years, in the 40’s he came to the U.S. looking for better economical opportunities. Life was hard in Mexico during the years of the U.S. depression. They met in Pueblo Nuevo, Guanajuato. Jose came alone to the U.S. in 1942, and for four years he worked in San Francisco, and would find time to go back to Mexico to be with his wife until they finally decided in 1946 that the family had to be together. By then they had two children.
For two years they lived in San Francisco. “Life was hard, like in any other big city.” In 1948 they moved to Palo Alto, following his boss who started a new agricultural business, which was related to his previous flower business. They listened every day during those years to a two-hour program in Spanish that KLPK Radio Station broadcast. One of the announcers was Samuel Arrazata, who also sold car insurance. Mr. Guevara decided to call him, inviting him to his home where they discussed business. Mr. Arrazata told him, “Get independent, because the job that you are doing has no future.”
Mr Arrazata’s words motivated him to go to school in the evenings to learn English.
In 1950 they bought a house in Mt. View, a decision which forced him to look for a better job to pay the new expenses. First he tried the business industry, but found it hard to find a job there, so he obtained a job in Palo Alto’s Sanitation Service, where he worked for 32 years. He retired from that job.
Because they were aware of the few opportunities for their children, they became involved with community work. Mr. Guevara, at one time spent almost every night during the week in meetings in San Jose, while his wife took care of their children in Mountain View. When they moved to Sunnyvale the situation became more serious, their children were growing up and their concerns about their educational futures grew. His community participation was stimulated even more by a talk he heard given by three professors from Stanford, UC Berkeley, and University of Santa Clara, which the Rosenberg Foundation sponsored in a meeting at St. John Vianney in San Jose.
“They told us that he had to do something for ourselves; that there was an invisible discrimination against the Mexican-American. They said that children were being passed from one grade to the next without considering their knowledge but only guided by their age and in consequence that they weren’t given the right academic preparation, no opportunities for them.”
After this presentation a group of parents from Mt. View, Sunnyvale and San Jose started organizing themselves. Another time one Legislator from the State of California told them: “Do yourselves a big favor; register to vote. Through your participation in the elections learn to demand, no to ask. As a taxpayer all of you have the right to demand; be strong and exercise your rights.”
About this time President Johnson had started the Affirmative Action program, and Mr. Guevara had the opportunity to exercise his rights by initiating the application of the Affirmative Action on the Sunnyvale School District when Mrs. Dolores Helmer was removed from her position as Nurse. She was a dedicated professional, who gave her free time voluntarily helping the Hispanic families in Sunnyvale. Mr. Guevara and members of the community with the help of law student Erlinda Avena demanded that the District get Mrs. Helmer’s job back. They were successful. She received the necessary teaching credentials and was granted a new job.
They also presented demands to De Anza College, where Richard Rios and David Robles were some of the first Hispanic students to attend. Norma Zoffman helped them to present their demands. To be admitted to De Anza required very high grades from high school. Their talks with the District Board brought about changes for more opportunities for minority students.
Mr. and Mrs. Guevara were very involved with church activities, helping prepare parents and Godparents for Baptism. They had five children, Antonio, the youngest died while in the service. Jorge worked in the Vocational Technology Department at De Anza, Alfonso was at Foothill College, their oldest son used to work as program engineer in computers and their daughter Eva was working in engineering at Hewlett Packard at the time of this interview.
Mrs. Guevara worked on an assembly line for 17 years previously she worked in a cannery. She stopped after Antonio was killed. He was already dedicated to helping the community, so that after his death De Anza College instituted a scholarship in his name. Mrs. Guevara used to help persons when they were students at De Anza, preparing Mexican food for the Fiestas Patrias celebrations, and she helped them to obtain funds for their special student activities.
When she worked on the assembly line she saw a lot of injustice with the minority workers. One day she decided to take all her complaints to the owner. She told him the truth, and because of her sincerity she gained his respect and that of her co-workers. Since then she hasn’t been afraid to speak up on issues. She has confidence in herself and tries to pass his confidence on to others.
She always gave her support to her husband’s activities and to her children, for she knew that I was a positive example and she and her husband felt happy with what they saw happening in their children’s lives, especially in the varied ways they are also involved with the community.
Mr. and Mrs. Guevara felt that there was still a lot more to do: “It is time for the younger generation to continue to work in the community, we continue to give inspiration and we tell them what you don’t do, will stay the same.” © La Oferta Newspaper.