California es uno de los estados de la Unión Americana que padece de una gran carencia de nuestros certificados bilingües. Se aprecia que son pocos los que cuentan con los mínimos requisitos académicos para la enseñanza y que cada vez son más y más los instructores con poca o casi nada de preparación en una de las loables profesiones. Hoy en día y muy lentamente esta situación está cambiando poco a poco, pero la actual economía estatal hace el futuro de los docentes incierto y ofrece pocas oportunidades.
Teresa Anne Ochoa, egresada de la Universidad de Santa Clara es profesora de Kindergarden. Ha enseñado los últimos catorce años de su vida como maestra y dedicado gran parte de ellos a la educación bilingüe.
De padre mexicano y madre portuguesa, Ochoa (Terri para sus amigos) decidió ser maestra porque “tuve una muy buena experiencia en la escuela y quería proveer esa misma oportunidad de disfrutar la enseñanza. Además, quería ser maestra de educación bilingüe, porque me crié hablando español. Desarrollé más mi español en la preparatoria y en la Universidad, quería perfeccionar mis aptitudes, ser bilingüe para ayudar a otros niños con un inglés limitado”, dijo Teresa.
Para ser maestro en California se necesita ser egresada de la Universidad y tener la Credencial de Maestro, y para ser Maestro bilingüe, años adicionales de preparación para obtener el certificado como instructor en inglés y otro idioma.
Educación Bilingüe
Por cuatro años, Ochoa fue maestro en el Distrito Escolar Unificado de San José. En 1991 lo dejó para hacer un viaje por diferentes países por casi un año. Como quería seguir en la misma escuela, aceptó enseñar tercer grado con tal de continuar con la educación bilingüe por dos años más.
En 1994, dejó ese distrito escolar y regresó a su querida escuela primaria donde estudió de niña, para enseñar ahí por dos años. St. Joseph of Mountain View es una escuela particular católica que inició el programa en español a petición del director de la misma. Dejó su cargo como maestra de tiempo completo en la escuela, pero buscó los momentos para seguir con sus clases de español.
En 1996, regresó a su distrito escolar anterior, se le pidió que implementara un programa de educación bilingüe en Booksin Elementary en Willow Glenn, sin saber que iba a ser una controversia. Maestros y estudiantes se oponían al programa, pero era obligatorio por ley.
Opinión y controversia
Según la maestra Ochoa, la educación bilingüe es importante porque permite al niño sentirse seguro en su lengua materna, así continúa avanzando en el segundo idioma y no pierde su lengua primigenia. “Es mucho más fácil enseñar en español que en inglés”, recalcó.
Ochoa opina que el público ignora lo que es la educación bilingüe. “Creen que si enseñas en español, los niños nunca van a aprender inglés. Enseñamos en inglés. Hacemos ESL (Inglés como Segunda Lengua) con esos niños todos los días. Mientras aprenden cómo leer en español, les estamos enseñando el alfabeto en inglés, porque si no saben cómo se dice /a/ de ‘apple’, ¿cómo pueden aprender qué es una manzana?”, enfatizó la profesora y agregó, “cuando tienen vocabulario suficiente en el segundo idioma y conocen las reglas de lectura, se hace la transferencia al inglés”.
Ochoa no se fue de Booksin Elementary School de Willow Glen por las protestas sobre el programa de educación bilingüe, sino porque no había un Kindergarden bilingüe y como el programa no era seguro, decidió ir a Cory Academy en San José en donde dio clases de 1997 al 2000.
Violencia en las escuelas
“Me da miedo, mucho miedo. Parece que está creciendo, que niños más chicos se están involucrando en la violencia”, dijo Ochoa en relación a la cantidad de violencia en ls escuelas. Y agregó, “sí, la violencia puede suceder aquí”. Ella dice que dejaría de trabajar como maestro si tuviera que revisar como policía a sus alumnos y si se usaran detectores de metales en las instituciones educativas, porque no quiere estar en un lugar que no es seguro.
“Ahora es más difícil enseñar que antes. Hay más problemas que los niños traen, vienen de hogares separados, algunos vienen con pocas habilidades y destrezas porque no les han mostrado otras cosas como computadoras o la ventaja de haber ido a las escuela antes, y no tienen tiempo de hacer cosas individualmente. Pero también existen los alumnos avanzados y brillantes”, explicó Ochoa.
Coro y canto
Durante su primer año como estudiante de la Universidad de Santa Clara, Terri Ochoa ingresó al coro de la misma Universidad. Lo dejó por un tiempo, pero regresó por el amor que siente hacia su alma mater y por ser el lugar donde estudió, vivió y trabajó.
“He estado cantando desde hace varios años y nos presentamos en la Misión de la Universidad de Santa Clara, que es uno de los lugares más bellos para cantar”, señaló con pasión Ochoa y para ser miembro del coro entrega cuota anual, que hace con gusto.
Como tiene una buena voz, ha compartido otros escenarios con Eduardo Robledo, artista local que tiene un grupo Flor del Pueblo. A su lado ha interpretado música chicana de los años 70 y 80.
Mensaje
Terri Ochoa, es a segunda de cinco hermanos. Aconseja a los niños que traten de ser lo mejor que puedan, que sean abiertos a otras experiencias sanas, a los padres les pide que se involucren más en la vida de sus hijos, que les lean, que adquieran conocimiento y acepten la diferencia de otras culturas. Ella siempre trata de dar la mejor de sí misma, ayudarlos a aprender, tratando de proveer un ambiente cómodo y seguro.
La falta de reconocimiento a los maestros es para la profesora Ochoa, “un gran error. Porque nosotros tenemos el futuro de este país en nuestras manos, somos los que ayudamos a formar, a estos niños y proveemos la base de lo que van a hacer más adelante en sus vidas, así que me pregunto, ¿qué es más importante que un buen maestro? No entiendo por qué la sociedad no reconoce lo difícil que es nuestra labor”.
Terri Ochoa trabajó por dos años en la oficina de High Tech Law en la Escuela de Leyes de la Universidad de Santa Clara. Decidió tomar un descanso corto de la enseñanza para regresar fresca y con nuevas fuerzas para sus queridos niños. La profesora retomó su profesión en septiembre de 2002, en una escuela en San José.