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April 19, 2024

México, tercero del mundo en muertos por COVID con polémica por sus registros

Empleados de la Salud de México practican pruebas a personas en un pabellón instalado en la Central de Abastos, la distribuidora más grande de Alimentos en todo el país, este viernes en Ciudad de México (México). EFE/ Jorge Núñez

México, 1 ago (EFE).- Con 46.688 decesos confirmados, México ya es el tercer país del mundo con más muertos por la pandemia del nuevo coronavirus, que avanza sin que las autoridades conozcan el abasto real de la enfermedad y con un presidente que se niega a usar el cubrebocas en público.

Según la Universidad Johns Hopkins, México desbancó al Reino Unido (46.278) del deshonroso tercer puesto en el ranking mundial de defunciones, si bien es cierto que con 130 millones de mexicanos tiene casi el doble de población que el país europeo.

Sea como sea, México, el décimo país más poblado del mundo, ya solo se sitúa por detrás de Estados Unidos (153.642) y de Brasil (92.475) en fallecidos, y ocupa el sexto puesto en contagios confirmados, con 424.637 enfermos.

EL SUBREGISTRO OCULTO

Los registros oficiales han sido cuestionados desde la detección del primer caso el 27 de febrero dado que las autoridades sanitarias rechazaron realizar pruebas masivas y México es uno de los países de la OCDE que menos tests aplica.

Empleados de la Salud de México practican pruebas a personas en un pabellón instalado en la Central de Abastos, la distribuidora más grande de Alimentos en todo el país, este viernes en Ciudad de México (México). EFE/ Jorge Núñez

El subsecretario de Salud Hugo López-Gatell, diseñador de la estrategia contra la pandemia, no se esconde de ello y ha admitido que hay un subregistro porque es “imposible” medir los datos exactos de una epidemia.

Por eso, diseñó una estrategia que se centra en preparar los hospitales para atender a los casos más graves renunciando a conocer la magnitud real de la enfermedad.

“El error más importante es la falta de búsqueda de los que tuvieron contacto con personas enfermas. En lugar de mandarlos a casa, hay que rastrearlos y hacer pruebas”, opinó el doctor Malaquías.

Las autoridades estiman que el número real de contagios podría ser de 466.948 (42.311 más de los reportados) y el de fallecidos de 48.615 (1.927 más de los reportados).

NI RASTRO DEL PICO

A pesar de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, suele decir que la pandemia está “domada”, los datos volvieron a desmentir sus palabras este viernes, cuando el país registró un nuevo récord de contagios diarios, con 8.458 casos nuevos.

López-Gatell, mucho más comedido que el presidente, también falló en su pronóstico de que el pico máximo de contagios se alcanzaría a principios de mayo, si bien es cierto que siempre ha sostenido que la epidemia se alargaría hasta octubre.

Empleados de la Salud de México practican pruebas a personas en un pabellón instalado en la Central de Abastos, la distribuidora más grande de Alimentos en todo el país, este viernes en Ciudad de México (México). EFE/ Jorge Núñez

Según su estrategia de “mitigación”, basada en el cierre de negocios no esenciales y un confinamiento voluntario para no perjudicar a los millones de pobres que viven al día, se iba a tener una epidemia más larga pero menos intensa que en otros países.

El objetivo era evitar la saturación de los hospitales, que actualmente tienen ocupadas el 46% de las camas de terapia general y el 38% de las camas con respiración asistida, algo que el subsecretario exhibe como un éxito.

Pero lo cierto es que el país inició en junio un polémico plan gradual de reapertura sin que la curva de contagios cediera, por lo que se ha agravado la situación en algunos lugares.

EL PRESIDENTE SIN CUBREBOCAS

Ya no hay ningún estado del país que no obligue o recomiende llevar cubrebocas en la calle o en espacios cerrados.

Incluso López-Gatell, quien al principio de la pandemia temía que la población relajara el distanciamiento social por una falsa sensación de protección de la mascarilla, ya recomienda su uso para frenar la emisión de partículas.

Pero si hay alguien que se resiste activamente a usarlo es López Obrador, de 66 años, quien solo se le ha visto con cubrebocas en viajes en avión, donde está obligado a llevarlo.

“Me voy a poner un tapaboca. ¿Saben cuándo? Cuando ya no haya corrupción”, dijo este viernes el mandatario en respuesta a las críticas de la oposición por no llevarlo.

Aunque el nobel mexicano de Química Mario Molina haya defendido el uso del cubrebocas, para López Obrador su efecto no está “científicamente comprobado”.