San Francisco, 2 sep (EFE).- En 2020, cuando los niños quieren ver a sus abuelos, casi solo tienen una alternativa: internet. Es en este contexto que la startup Caribu, que se dedica precisamente a conectar a los mayores con los pequeños, ha crecido como jamás antes sus fundadores se hubiesen podido imaginar.
“Hoy somos diez veces mayores que hace sólo seis meses, al inicio de la pandemia de COVID-19, y hemos triplicado el número de empleados”, explicó en una entrevista con Efe el español Álvaro Sabido, cofundador de la aplicación junto a la cubana Maxeme Tuchman.
Caribu fue fundada en 2017 en Estados Unidos con la idea inicial de conectar a las familias militares, después de que Sabido observase cómo la única manera que tenía un soldado asignado a una misión en el extranjero de leer un cuento a su hija era retransmitiendo la imagen del libro físico mediante la cámara de la computadora portátil.
Así, este ingeniero pensó que “debía haber otros sistemas más cómodos y eficientes”, y junto a Tuchman desarrollaron y sacaron al mercado la aplicación de videollamadas, en la que el menor y el adulto ven exactamente los mismos contenidos en sus respectivas pantallas: libros para leer, para colorear, juegos, etc.
Pese al foco inicial en las familias militares, Tuchman cuenta cómo rápidamente se dieron cuenta de que otro segmento de la sociedad se estaba interesando mucho por su producto: la gente mayor con nietos y, muy especialmente, las abuelas.
“Las abuelas harán todo lo posible por estar en contacto con sus nietos y familias, y si es necesario, se sacarán un doctorado en ciencias informáticas”, bromea Tuchman, quien asegura que desde la industria muchas veces se subestima la capacidad técnica y conocimientos informáticos de la gente de entre 50 y 70 años.
“Tienen mucha destreza con la tecnología”, apunta.
El proyecto fue bien recibido en el mercado y la aplicación se descargaba a buen ritmo a través de la App Store de Apple, pero cuando llegó marzo de este año, la dinámica cambió por completo: las descargas se multiplicaron, la base de usuarios se disparó y empezó a llover dinero e interés por parte de los inversores.
“No dormimos desde el 13 de marzo”, bromea Tuchman. “La prioridad número uno de las familias con la pandemia fue estar seguros, pero la número dos fue mantenerse mentalmente sanos y conectados, y para ello está Caribu”.
Como en el caso de Zoom y otras aplicaciones de internet, la empresa se hallaba perfectamente posicionada para dar respuesta a las nuevas necesidades de los consumidores, y a ello se sumó el “boom” de la App Store, que ha visto cómo en los últimos meses se disparaba la actividad, tanto por la pandemia como por la nueva estrategia de negocio de Apple, centrada en los servicios.
Según datos revelados este mismo miércoles por la firma de Cupertino, 2,7 millones de personas trabajan hoy en día en EE.UU. para productos y servicios disponibles a través de la tienda digital de aplicaciones, y el estado de Florida -donde tiene su sede Caribu- es uno de los que está liderando el crecimiento.
La aplicación, que tiene contenidos en español, portugués, inglés, francés, chino mandarín y otros idiomas, los adapta también a la realidad social de cada momento, por lo que ahora destacan títulos como “Cómo llevar una mascarilla” o “Cómo ser anti-racista”.