Madrid, 14 sep (EFE).- No hubo duda en Joan Manuel Serrat ante el encargo de contribuir al centenario de Mario Benedetti trazando una antología de quien fue colaborador, amigo, poeta ligado al latido cotidiano, amén de “aquel que vio en la canción un arte” para convertirse en uno de los escritores más leídos y citados.
La majestuosa sede madrileña del Instituto Cervantes acogió este lunes la presentación de esta obra que edita Alfaguara en colaboración con Visor y a la que asistieron Serrat (aunque en un principio se había descartado) y otras figuras de la música como Joaquín Sabina, Vanesa Martín, Rozalén, Ismael Serrano y Marwan, o de la literatura como Juan Cruz y Benjamín Prado.
“Fue una de las personas que con más rigor defendió pertenecer a una comunidad de 500 millones de personas y no había mejor manera de homenajear su centenario que con la presentación aquí de esta antología”, explicó Luis García Montero, director de esta casa del español en todo el mundo.
Para Montero, Benedetti (nacido el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros,Uruguay) tuvo el valor “de haber conectado con la gente, de haber emocionado, algo a lo que nunca debe renunciar cualquier propuesta artística, menos aún la poesía”.
En ese mismo sentido, opinó Sabina en lo que suponía su primer acto público desde su hospitalización en febrero, que nadie mejor para trazar esta “Antología poética” del uruguayo que su amigo y compañera de fatigas en tantos conciertos.
“Como él, Joan Manuel es tan intérprete de la gente, late tan a su ritmo, que ha hecho la antología que cualquier lector de Benedetti hubiese hecho”, señaló antes de leer en público “Los formales y el frío”, al que siguieron otros artistas que quisieron dar voz a sus versos favoritos.
Previamente la directora de Alfaguara, Pilar Reyes, ya había dejado claro que Serrat había asumido la tarea de esta selección primero con determinación (“Inmediatamente nos dijo que sí”, ha recordado) y luego con criterio, pues fue él quien quiso que en vez de temáticamente, se organizara cronológicamente.
“No vi una solución mejor, la dimensión temática no da visión de lo que le estaba pasando, pero siguiendo su relato biográfico puedes entenderlo, especialmente a un poeta tan cotidiano como es él. Es el poeta en su tiempo, desde los primeros libros hasta los últimos en 2008”, explicó Serrat, que no se dejó fuera ninguna etapa.
El catalán, que vivió el exilio como el uruguayo, confesó que durante la realización de este arduo encargo pasó “momentos realmente malos al revivir situaciones que eran comunes” a ambos y recordó cómo fue trabajar con él en el disco “El sur también existe” (1985).
“Leyendo su poesía, se me ocurrió hacer algo con un poeta vivo y a mí me gustaba mucho lo que hacía. Le llamé a su casa del barrio de Prosperidad en Madrid. Nos fuimos entendiendo bien y así fue surgiendo ese disco y una fecunda amistad”.
De él dijo que “no buscaba la tribuna ni el relumbrón, pero la consiguió a través de canciones, convirtiéndose probablemente en el poeta en español más musicado” y que, frente a quienes desde “la cátedra le ningunearon”, “nunca le podrán negar el acercamiento a lo popular y que fue alguien que vio en la canción un arte”.
“Él solo debía modificar el planteamiento literario, simplificar el oropel poético en pos de una estructura cantable, porque Mario venía cantado de fábrica”, subrayó el mismo músico que se atrevió a poner melodía a Machado, Miguel Hernández, León Felipe o Alberti.
Suya fue la última intervención para releer a Benedetti, ocasión para la que escogió los versos finales de su antología, “Soneto de la que fue”, dedicados a la que fuera la esposa del poeta, Luz López Alegre, esos que comienzan “Yo quisiera mirarte conocerte / como te conocí cuando vivías / y me mirabas con miradas mías / y yo gozaba de mi buena suerte”.
“Pero el pasado en nada te convierte / y te quita inflexible de mis días / sólo mi ensueño enciende sus bujías / para que resucites de tu muerte / Ya no me entiendo con mis soledades / ni con la soledad de los que quiero / una a una desfilan las edades / y quedan mis preguntas sin respuestas / a esta altura es muy poco lo que espero / pero prosigo con tu muerte a cuestas”, concluyó.