Copenhague, 3 oct (EFE).- Los premios Nobel distinguirán a partir del lunes la excelencia intelectual y humanística, de acuerdo con la tradición de los galardones y en un mundo necesitado de esperanzas o respuestas de la Ciencia a los estragos de la pandemia de coronavirus.
Seis anuncios en seis días marcarán la ronda de los prestigiosos premios que arrancará, según establece la tradición, el lunes, día 5, con el correspondiente a Medicina y Fisiología, que entrega el Instituto Karolinska de Estocolmo.
Le seguirán los de Física y Química -martes, 6, y miércoles, 7- , el de Literatura -el jueves, 8- y el de la Paz -el viernes, 9-, mientras que el lunes, día 12, cerrará el ciclo el de Economía. También de acuerdo con las normas se darán a conocer en Estocolmo, con excepción del de la Paz, que se notificará en Oslo.
LA OMNIPRESENCIA DE LA PANDEMIA, EN EL FONDO Y LA FORMA
Nada ha cambiado en lo que corresponde a la secuencia habitual de los anuncios. Pero será un año muy distinto en cuanto a formato y, probablemente, sentido. La pandemia obligó, como ocurre en todos los grandes eventos de este año, a restringir aforos y celebración.
Los anuncios serán en formato virtual, con una presencia mínima de periodistas acreditados en la sala; se han suprimido las habituales ceremonias con centenares de invitados, reyes y antiguos galardonados, conciertos y banquetes para el día de la entrega, 10 de diciembre, aniversario de la muerte del fundador, Alfred Nobel-.
El Comité Nobel canceló las galas correspondientes a Estocolmo; para el de la Paz, en Oslo, se reserva un espacio con público reducido en la Universidad.
La ausencia de grandes actos no rebaja la expectación. El mundo espera una vacuna, terapia o alivio para un coronavirus que ha cambiado la vida a escala global; no puede esperarse un premio a sus desarrolladores, a falta de concreción científica. Pero sí “señales” o “signos de esperanza”, especialmente en lo que concierne a los Nobel destinados a la investigación.
El de Medicina, que como el de Química y Física suele tener menos impacto mediático que el de Literatura o de la Paz, adoptará en esta edición un carácter especial. Cualquiera de los galardones -incluido el de Economía, en medio de los estragos causados por la pandemia- puede llevar implícito un mensaje esperanzador en el combate contra la COVID-19.
CALMA EN LITERATURA Y EXPECTACIÓN PARA LA PAZ
Al menos el correspondiente a Literatura se espera más tranquilo que el de 2019, en que se repartieron dos, tras haberse dejado vacante el ganador en 2018. El detonante fue el escándalo generado por las denuncias de abusos sexuales contra el artista francés Jean-Claude Arnault, vinculado a la Academia Sueca y esposo de una de sus miembros.
Arnault acabó condenado por dos casos de violación y la Academia impulsada a una reforma en sus estructuras, cargos y representantes. Hubo dos premiados -la escritora polaca Olga Tokarczuk y su colega austríaco Peter Handke- en sendos anuncios simultáneos; este año se recupera la normalidad.
Hay 187 nominados, de los cuales unos cuarenta lo son por primera vez. Entre los reincidentes como eternos favoritos están Thomas Pynchon, Richard Ford y Margaret Atwood, por parte anglosajona; del ámbito alemán, Hans Magnus Enzensberger; más rompedor sería un premio para el francés Michel Houellebecq, aunque también se baraja como apuesta más valiente a Jamaica Kincaid, de Antigua y Barbuda.
Para el que probablemente es el premio más codiciado del mundo, el Nobel de la Paz, no hay claros favoritos. En la edición pasada lo recibió el primer ministro etíope, Abiy Ahmed; este año hay un total de 211 personas y 107 organizaciones nominadas -incluidos el presidente de EEUU, Donald Trump, y el ruso, Vladímir Putin, por designaciones diversas-.
La activista sueca Greta Thunberg era ya una opción el año pasado y lo sigue siendo en éste. Pero son muchos los grandes desafíos que aguardan el mensaje de Oslo, además de la lucha generacional contra la crisis climática: libertad de prensa, lucha contra las dictaduras y, de nuevo, la batalla sanitaria contra el coronavirus.
Con o sin pandemia, el proceso de elección es el mismo en todas las categorías: científicos, académicos y profesores universitarios nominan a sus candidatos y los comités Nobel establecen varias cribas para elegir al ganador o ganadores, hasta tres por premio.
También se mantiene la norma de que los premios se fallan y entregan en Estocolmo, salvo el de la Paz, que lo hace en Oslo, por deseo expreso del magnate sueco y fundador, Alfred Nobel.
Todos los premios llevan incluida una dotación económica, que este año aumentó a 10 millones de coronas suecas -un millón más respecto a 2019- (956.876 euros, 1.121.533 dólares), a repartir en caso de más de un galardonado.
El único entre los galardones Nobel no instituido en vida por el magnate sueco es del Economía, que incorporó el Banco de Suecia y que se otorga desde 1969 y no desde 1901, como el resto.