Lima, 11 oct (EFE).- Un turista japonés cumplió su deseo de conocer las famosas ruinas incas de Machu Picchu tras haberse quedado varado en la región sureña peruana de Cusco a raíz de la pandemia de la COVID-19.
“Sueño Cumplido”, destacó la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo del Cusco (Dircetur Cusco) al informar en su cuenta de Facebook sobre la historia de Jesse Takayama, el japonés que logró llegar a Machu Picchu gracias a gestiones entre el organismo, el Ministerio de Cultura y la municipalidad de Machu Picchu.
Takayama quedó “varado” en el pueblo de Machu Picchu, ubicado en las faldas de la montaña donde se encuentran las ruinas, que no pudo visitar hasta ahora por las restricciones impuestas por las autoridades peruanas ante la pandemia de coronavirus, que incluyeron la paralización de todas las actividades turísticas.
“Luego de una prolongada espera por fin pudo concretar su anhelado sueño”, destacó la Dircetur en su página de Facebook, en la que publicó un corto video en el que Tayakama agradece en inglés el apoyo de las autoridades peruanas desde las alturas de Machu Picchu.
El turista expresó “un gran agradecimiento” al ministro peruano de Cultura, Alejandro Neyra, así como a las autoridades de la Dircetur-Cusco y la municipalidad.
Según la información, el director de la Directur-Cusco, Fredy Deza, se encargó personalmente de las coordinaciones con el jefe del Parque Arqueológico Nacional de Machu Picchu, José Bastante, para que el turista puede ingresar al complejo arqueológico “cumpliendo con todos los protocolos” de seguridad sanitaria.
Tras indicar que “esta es una muestra de la manera como se debe coordinar entre instituciones para lograr un objetivo común”, el organismo enfatizó que “va en ese camino de lograr la reactivación turística del Cusco”.
El ingreso del turista japonés a Machu Picchu fue un caso excepcional, ya que el principal sitio turístico de Perú permanece cerrado desde mediados de marzo pasado e incluso el ministro Neyra señaló este jueves que no se reabrirá antes de noviembre.
Pese a que en un primer momento se había señalado el 1 de julio como la fecha para que los turistas volviesen a Machu Picchu, la reapertura se aplazó sin fecha definida luego de que la situación de la pandemia empeorase en Cusco, que tuvo que permanecer más tiempo confinada que el resto del país.
El ministro de Cultura confirmó que, una vez que se permita el ingreso de visitantes, solo entrarán 675 turistas por día a Machu Picchu, el 30% de la capacidad en temporada normal, y en grupos de ocho personas como máximo, acompañados de un guía, entre los que deberán guardar una distancia mínima de 1,5 metros.