Sumpango (Guatemala), 1 nov (EFE).- Con un escenario distinto al campo de fútbol donde suele realizarse, el festival de barriletes (cometas) gigantes de Sumpango, en el centro de Guatemala, trasladó este domingo sus colores a un parque con banquetas y árboles para que el público pudiera apreciar el arte desde su hogar.
En esta ocasión, la pandemia definió el festival de los barriletes, que usualmente oscilan entre los 5 y 10 metros de diámetro y simbolizan las almas de los seres queridos que suben al cielo.
Construidos en honor a las más de 3.700 víctimas que ha dejado la covid-19 en Guatemala, por esta ocasión la actividad debió apreciarse a distancia o de forma virtual.
Sin los miles de visitantes, entre locales y turistas, la actividad se centró en el concurso, en la conmemoración a los que partieron y en mantener vigente una tradición en un año que golpeó a todo el mundo.
HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS DE LA PANDEMIA
Hubo 35 barriletes gigantes elaborados por las asociaciones que suelen volar las piezas artísticas cada año en el campo de fútbol de Sumpango, municipio del departamento de Sacatepéquez, unos 46 kilómetros al oeste de la Ciudad de Guatemala.
Uno de estos, que mostraba a una médica con una mascarilla y una guirnalda de flores en la cabeza, fue elaborado por el Grupo de Barrileteros Feria de Sumpango, con más de 10 años de experiencia en la celebración.
“Estamos participando en este 1 de noviembre atípico, esta vez con un barrilete de motivación, quisimos mostrar un agradecimiento a los médicos de la primera línea de la covid. Representamos una médica con su mascarilla y el traje huipil (de la localidad), bajo el lema central que es: florecerás”, comentó a Efe Francisco García Arévalo, representante del grupo.
Por su parte, el creador Moisés Yac, que desde hace nueve años elabora barriletes gigantes con su familia, como parte del grupo Pájaros con suerte, comentó que su tema es en honor “a quienes se fueron y no pudieron pasar por la iglesia para recibir su último sacramento. Los homenajeamos con el incienso, porque el humo significa que el alma se va para arriba, que es igual a un barrilete, porque se eleva el alma”.
La cometa también mostraba un pájaro portador de las “semillas de la creación, como una esperanza de que los niños, que son el futuro, mantengan esta tradición y no la pierdan”, dijo Yac, quien participó junto a su hijo menor, de seis años de edad.
Guatemala contabiliza un total de 3.738 muertes y 108.104 contagios de covid-19 tras siete meses y medio de haber reportado el primer paciente positivo y, según las autoridades, se prepara para una inminente segunda ola de casos.
LOS BARRILETES EN EL CIELO
No lejos de Sumpango, unos 11 kilómetros abajo, el municipio de Santiago, también en Sacatepéquez, también lució y voló los barriletes gigantes en otra actividad sin público.
Colocados en un campo abierto con maizales alrededor, en lugar del cementerio, como suele realizarse año a año, las cometas de 8 a 10 metros de diámetro volaron para surcar los aires y, con el sonido que corta el viento, evitar que los malos espíritus lleguen al mundo de los vivos.
Además del festival de los barriletes, que data de finales del siglo XVIII y principios del XIX, en Guatemala también se celebra el Día de Todos los Santos y Difuntos de otras formas: desde el resonar de las marimbas en las visitas a los cementerios, a los desfiles con calaveras en el norte o una carrera de caballos en el noroeste.
El fiambre, por su parte, es el plato tradicional de la ocasión y tiene un profundo arraigo en las familias guatemaltecas, cada una con un aporte particular a la degustación, que suele ser compartida con los seres queridos.
Este colorido alimento se ha conservado como la comida representativa del Día de difuntos en Guatemala, pues se sirve solo una vez al año, el 1 de noviembre, y se elabora con una variedad de verduras, caldos prehispánicos, embutidos y carnes de ascendencia española, y con quesos, alcaparras y aceitunas.