León (Nicaragua), 2 nov (EFE).- Comienzan a tocar un redoble de tambores, la gente se asoma desde sus casas para luego salir hacia la calle, adonde acuden a la invitación que les hace La Gigantona, una muñeca gigante que trae consigo jolgorio, algarabía, ritmo, colorido y una gran carga de humor y picardía.
La Gigantona es una muñeca de al menos dos metros y medio de altura que se hace acompañar por tamboreros, fareros, copleros y el “Enano cabezón”, que bailando recorren las calles de la ciudad de León entre noviembre y diciembre “para alegrar las fiestas de fin de año”, explicó a Efe Henry Gutiérrez, secretario de la Asociación Folklórica “Viva León Jodido”.
Los tamboreros se encargan del ritmo. Van tocando sones para que la música no falte y La Gigantona no deje de agitar sus hombros en medio de su alegre baile.
Por su parte, los copleros recitan rimas cargadas de humor y picardía, que improvisan en el momento, por encargo de algún cliente que paga por escuchar sus ocurrencias.
Asimismo, los fareros cargan faroles para iluminar el camino que recorren.
También va acompañada del “Enano cabezón”, un muñeco pequeño con una enorme cabeza que representa al hombre nicaragüense y que, entre bailes y galanteos, se mueve en torno a la gigantesca muñeca.
EXPRESIÓN FOLCLÓRICA CON RAÍCES ESPAÑOLAS
“La Gigantona es una expresión folclórica nicaragüense con raíces españolas y se ha convertido ahora en una expresión mestiza. Viene de España, de la región de Cataluña”, dijo a Efe el promotor cultural Wilmor López.
En la actualidad, “La Gigantona constituye la expresión más característica de las Purísimas en Nicaragua”, que se celebra los 8 de diciembre en honor a la Inmaculada Concepción de María, apuntó.
El origen de esta tradición en el país centroamericano se remonta a los años 1.700 en la comunidad indígena de Sutiaba, en León.
“Nace como imitación a lo que ven. (Los indígenas) miraban a los enanos cabezudos, miraban a los gigantes (traídos por los españoles), entonces, a partir de eso ellos hacen a sus propios enanos y su gigantona y lo hacen para divertirse”, aseguró el promotor cultural.
DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN
En León, 90 kilómetros al noroeste de Managua, hay familias que guardan la tradición de elaborar gigantonas, misma que transmiten a las siguientes generaciones.
Tal es el caso de Zoraida Pérez, de 63 años, costurera que confecciona vestidos para esas grandes muñecas.
En su familia elaboran gigantonas desde hace 107 años, iniciativa que empezó su abuelo materno, quien dio vida a Florentina, una de las gigantonas más famosas de León, aseguró Pérez.
Su hermano Benito construyó tres gigantonas que nombraron como Rosita, Flor de María y Roxana, mientras Zoraida se encarga de confeccionar sus elegantes y vistosos atuendos.
Para elaborar las primeras gigantonas se utilizaban materiales como la jícara para la cabeza, y la madera para el resto de la estructura, pero hoy en día también se echa mano de hojalata, lo que las hace más resistentes.
El coste por elaborar una gigantona es de unos 230 dólares.
UNA MEZCLA DE DOS CULTURAS
La Asociación Folklórica “Viva León Jodido”, organización que aglutina a 17 familias gigantoneras, contabiliza unas 102 gigantonas en León y calcula que en todo Nicaragua hay al menos 200.
Para Wilfredo Pérez, asesor cultural de la asociación, “la gigantona es una tradición ancestral a partir de la colonización, en donde se mezcla la cultura indígena con la española”.
Igualmente, dijo, representa un reconocimiento a la belleza de la mujer española.
Durante la apertura de la temporada de gigantonas se celebró un desfile que recorrió las principales avenidas de León, en la que participaron 32 gigantonas, más dos grupos de mascaradas, una comparsa folclórica de niños y una comparsa rítmica.
Las temporadas de gigantonas también se celebran con el objetivo de que los gigantoneros o creadores de gigantonas recauden fondos de cara al concurso que se celebra cada año durante los primeros días de diciembre y que premia la creatividad, colorido y atuendos.