Madrid, 10 nov (EFE).– La Comisión Ejecutiva del COI, que se reunirá este miércoles para examinar, de forma prioritaria, la viabilidad de unos Juegos Olímpicos en Tokio cercanos a la normalidad, tendrá por primera vez en muchos meses motivos para la esperanza tras el anuncio de los positivos resultados preliminares de la vacuna contra la covid-19 que desarrollan las farmacéuticas Pfizer y BioNTech.
Pero no acaban ahí las buenas noticias: desde Japón, la realidad confirma que, al menos en ese país, las competiciones deportivas pueden convivir con la pandemia sin consecuencias negativas para los participantes.
La constatación de que en las 787 competiciones de atletismo disputadas en territorio nipón desde el mes de julio solo se ha registrado una infección de covid-19, según datos de la federación local, ofrece una garantía total sobre las medidas de seguridad que se aplican en Japón para prevenir los contagios por coronavirus.
Pese a que no se puede comparar la magnitud de una reunión de atletismo con la de unos Juegos Olímpicos, lo cierto es que en las competiciones organizadas desde que se levantó la veda en julio han participado 571.401 deportistas y 98.035 árbitros y oficiales, en más de 250 ocasiones con público, y solo se tiene noticia de una persona que se haya declarado contagiada dos semanas después.
Para redundar en esta sensación de seguridad, Tokio acogió el pasado domingo, también sin incidentes conocidos, una competición amistosa de gimnasia con algunos de los mejores especialistas del mundo, en la que volvieron a ponerse a prueba las medidas de seguridad contra la pandemia.
Estrellas como Kohei Uchimura (recién recuperado de la covid), Nikita Nagornyy y Angelina Melnikova estuvieron entre los 30 gimnastas de Japón, Rusia, China y Estados Unidos que vivieron un anticipo de lo que puede esperar a los deportistas olímpicos en julio de 2021: tres test PCR, el último 72 horas antes de viajar a Tokio, alojamiento en un mismo hotel, movimientos restringidos y desplazamientos solo entre el hotel y el gimnasio Yoyogi, sin posibilidad de salir a pasear o a hacer compras por la ciudad.
Para el público, una reducción del aforo de 13.000 a 2.000 personas, mascarillas y toma de temperatura. Los representantes de los medios tuvieron que firmar una hoja con su temperatura corporal y posibles síntomas de covid en las últimas dos semanas y pasar de nuevo por la medición del termómetro y por el rociado con un líquido desinfectante antes de entrar al pabellón. Pistas, todas ellas, de lo que cabe esperar en los Juegos Olímpicos.
Pero si alguna noticia habrá sido celebrada por parte del COI y del comité organizador de Tokio 2020 es el anuncio de los buenos resultados de los ensayos de la vacuna contra la enfermedad de las empresas alemana BioNTech y estadounidense Pfizer, que refieren más de un 90 % de eficacia.
La rotundidad de ese porcentaje hizo saltar de alegría este lunes a la comunidad sanitaria y a las bolsas de todo el planeta. Pero otras farmacéuticas de distintas partes del mundo están también en fase de prueba 3 y sellando acuerdos para la producción de sus respectivas vacunas, con el primer trimestre de 2021 como horizonte razonable para las primeras campañas de vacunación.
Música para los oídos del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el alemán Thomas Bach, que siempre ha expresado que “las vacunas y los test rápidos” son las principales herramientas en las que confía el organismo para ofrecer en Tokio unos Juegos Olímpicos seguros y que se parezcan lo más posible a los de ediciones anteriores.
Por ello se espera un mensaje de renovado optimismo en la conferencia de prensa que Bach ofrecerá el miércoles al término de la reunión de la Ejecutiva, y también en su inminente viaje a Tokio, la semana próxima, para reunirse con el nuevo primer ministro japonés, Yoshihide Suga.
Al dirigente olímpico le gusta referirse a los Juegos Olímpicos como “una luz al final del túnel” de la pandemia. La promesa de una vacuna a corto plazo y la demostración de que pueden disputarse competiciones deportivas bajo condiciones de extrema seguridad son las primeras bombillas que iluminan ese camino.