Los Ángeles (EE.UU.), 17 nov. (EFE).- Taylor Swift confirmó que comenzó a grabar de nuevo sus canciones antiguas, después de que un fondo de inversión haya adquirido los derechos de sus seis primeros álbumes por un valor estimado de 300 millones de dólares.
Se trata de la segunda vez que la música de Swift es objeto de una transacción comercial fuera del control de la artista, quien el año pasado vio como los empresarios Scooter Braun y Scott Borchetta se hacían con todas su grabaciones maestras al comprar su antigua discográfica, Big Machine Label, en la que estuvo con contrato entre 2005 y 2018.
La cantante posee la propiedad de las letras que escribió pero no de las grabaciones (audio), por lo que ya avanzó en verano que pensaba volver a grabar sus seis primeros álbumes, algo en lo que ya está inmersa.
De esta manera, las plataformas de “streaming” y los programas de televisión o anuncios que utilicen música de la artista podrán licenciar las versiones regrabadas en lugar de las anteriores.
El anuncio de Swift llegó horas después de que la revista Variety, especializada en la industria del entretenimiento, informara de que un fondo de inversión había comprado los derechos de su música. Un capítulo más en sus disputas contractuales.
“Hace unas semanas mi equipo recibió una carta de una compañía de capital privado llamada Shamrock Holdings informándonos de que habían comprado el 100 % de mi música, videos y carátulas”, confirmó Swift en sus redes sociales.
El fondo de inversión, que no está directamente relacionado con la industria musical, compró el paquete a los mismos empresarios que adquirieron en 2019 el antiguo sello en el que Swift comenzó su carrera y que fue la casa de la cantante hasta que en 2018 fichó por Universal Music, después de varios desencuentros en las negociaciones de un nuevo contrato.
LA LUCHA DE SWIFT POR EL CONTROL DE SU MÚSICA
Todo se remonta a la salida de la artista de su sello. Cuando el empresario estadounidense Scooter Braun, conocido por representar a artistas como Justin Bieber y Ariana Grande, compró el antiguo sello de Swift en 2019, se hizo con el control de seis discos de la cantante, dos de ellos premiados con el Grammy al álbum del año.
De acuerdo con la versión de Swift, cuando intentó adquirir los derechos, Braun y su socio Borchetta exigieron una clausula en la que debía comprometerse a no hablar negativamente de ellos ni de la negociación, antes incluso de conocer el precio que pedían.
“Mi equipo legal dijo que esto no era para nada normal”, aseguró Swift.
Ahora, a pesar de que el control de los derechos está en manos del nuevo fondo de inversión, Braun y Borchetta seguirán recibiendo beneficios por la explotación de su música, lo que ha animado a la artista a lanzarse de nuevo al estudio para grabar sus canciones antiguas.
“Espero que comprendan que esta es mi única forma de recuperar el orgullo que una vez tuve al escuchar canciones de mis primeros seis álbumes y también de permitir que mis seguidores escuchen esos álbumes sin sentimientos de culpa por beneficiar a Scooter”, sostuvo Swift.