Washington, 19 nov (EFE).- Compareció este jueves para insistir en las denuncias, sin pruebas, de un supuesto fraude en las elecciones del 3 de noviembre, pero Rudy Giuliani, el abogado del presidente saliente de EE.UU., Donald Trump, se convirtió en tendencia en las redes sociales no por sus pleitos, sino por los chorretones de lo que parecía tinte para el pelo deslizándose por sus mejillas.
La que Trump había anunciado en su cuenta de Twitter como una rueda de prensa en la que sus abogados darían a conocer “un camino muy claro y viable a la victoria” terminó convertida en pura chanza en las redes sociales.
“Lo que les estoy describiendo es un fraude masivo. No es algo pequeño”, afirmó Giuliani, mientras se quejaba de la cobertura “tan deshonesta” por parte de los medios, en su intervención desde la sede del Comité Nacional Republicano en Washington.
Pero sus palabras quedaron en un segundo plano, ya que por su rostro sudado corrían dos hilos de un líquido oscuro que se desprendían de su cabello y llegaban hasta las mejillas.
Una imagen que no pasó desapercibida por los periodistas de los medios de comunicación que cubrían la conferencia y los internautas.
“Parecía que estaba comenzando a derretirse”, señaló el diario The New York Times, que consultó con varios peluqueros de Manhattan, quienes coincidieron en que el líquido oscuro “no era tinte para el cabello”.
Algunos de los consultados indicaron que pudo tratarse de rímel o de un lápiz de retoque para las patillas.
“Las patillas son más grises que el resto de la cabeza”, declaró al rotativo Mirko Vergani, director creativo de color en un salón en el centro de Manhattan, e indicó que se puede “aplicar rímel para retocar un poco el lado gris”.
Los internautas no dejaron pasar la oportunidad para crear memes con la cara de Giuliani.
El abogado de Trump ya protagonizó el pasado día 7, cuando las proyecciones de los medios dieron como ganador en los comicios presidenciales al demócrata Joe Biden, una rueda de prensa memorable en Filadelfia, en el estado de Pensilvania, que en un principio había sido programada en un conocido hotel y acabó teniendo lugar en el aparcamiento de una empresa de jardinería frente a un sex shop.