Washington, 25 nov (EFE).- El presidente electo Joe Biden ha demostrado la importancia que da a la crisis climática con la elección de un peso pesado como el veterano John Kerry para reintegrar el país en la lucha medioambiental mundial, tras el retroceso durante el Gobierno de Donald Trump.
Senador durante tres décadas, secretario de Estado en el segundo mandato de Barack Obama (2013-2017) y aspirante a la Presidencia en 2004, Kerry, de 76 años, es uno de los pesos pesados del Partido Demócrata más familiarizado con la llamada diplomacia del clima.
“El trabajo que comenzamos con el Acuerdo de París está lejos de haber terminado. Regresaré al Gobierno para que EE.UU. vuelva a encarrilarse a abordar el mayor desafío de esta generación y las venideras”, dijo Kerry en su cuenta de Twitter al conocerse la intención de Biden de nombrarlo enviado presidencial para el Clima.
En noviembre de 2016, días después de la victoria electoral de Trump, Kerry defendía en la cumbre del clima de Marrakech (Marruecos) el compromiso del país con la lucha contra el calentamiento global, cuando ya se conocía la promesa del entonces presidente electo de retirar a EE.UU. de los acuerdos internacionales.
IMPULSOR DE LA FIRMA DEL ACUERDO DE PARÍS
Tras la espera reglamentaria, el país salió finalmente el 4 de noviembre pasado del Acuerdo de París sobre el clima, tras la decisión adoptada en su primer año de mandato por Trump, que llegó a calificar la crisis climática de “cuento chino”.
Durante su Gobierno, Trump desmanteló las protecciones al medioambiente y suprimió los objetivos de reducción de emisiones decididos por el Gobierno de Obama, que, con Kerry al frente, había impulsado la firma del acuerdo de París en 2015, tras 20 años de negociaciones.
Ahora será Kerry el encargado de revertir esas políticas desde el día uno del Gobierno de Biden, como ha prometido hacer el presidente electo, y que solo han sobrevivido hasta cierto punto gracias a la negativa de gobernadores, alcaldes, empresas y ciudadanos a dar marcha atrás en la lucha contra la crisis climática.
“El cambio climático no es tan complicado de entender y si, en última instancia, no lo entiende, que siga negándolo, pero que no trate de convencer a los demás”, llegó a asegurar de Trump Kerry, que es conocido por la agudeza de su sentido del humor.
Nacido en 1943 en Denver (Colorado), el político de pelo blanco y un metro noventa de estatura, está interesado en la lucha ecologista desde los comienzos de su carrera política, en los años 80.
MARCADO POR EL MURO DE BERLÍN
Es hijo de un funcionario del servicio exterior y de una de las descendientes de la familia Forbes, una de las más antiguas y adineradas de Massachusetts.
Líder y negociador nato, desde pequeño se acostumbró a viajar por diferentes países empapándose de otras culturas e ideas políticas de todo el mundo, al tiempo que conoció de primera mano la influencia de Estados Unidos en la política internacional.
La experiencia que dice que más le marcó de niño fue haber vivido en el Berlín dividido en la década de 1950, en plena Guerra Fría.
Estudió Derecho en la Universidad de Yale, donde formó parte de la elitista sociedad secreta “Skull and Bones”, fundada en 1832, donde debatía con vehemencia sobre política con sus compañeros.
DE LA GUERRA A ACTIVISTA ANTIBÉLICO
Tras su graduación, se presentó como voluntario a la guerra de Vietnam porque sentía que “era lo correcto”, según ha dicho.
Herido dos veces y varias veces condecorado, a su regreso, en 1971, se convirtió en activista contra la guerra.
En abril de 1971, con tan solo 27 años, abogó por su conclusión ante el comité de Relaciones Exteriores del Senado -que años después presidiría- como representante de Veteranos contra la Guerra.
Entró en política en 1976 como fiscal jefe de Middlesex, en Massachusetts, y en 1982 se convirtió en vicegobernador del Estado, cargo desde el que se implicó en la lucha ecológica y combatió la lluvia ácida y la contaminación de los lagos y ríos.
Dos años más tarde ganó el escaño de senador federal que ocuparía durante 28 años, y en 2003, tras ser operado de un cáncer de próstata, obtuvo la candidatura presidencial demócrata y perdió las elecciones frente al entonces presidente republicano George W. Bush.
Católico y del ala liberal del Partido Demócrata, Kerry se ha casado dos veces, la primera con Julia Thorne, una heredera de Filadelfia con la que tuvo dos hijas y de la que se divorció en 1988, y, tras la anulación eclesiástica, con Teresa Heinz, viuda del senador republicano John Heinz, magnate de las populares salsas.
A pesar de su apellido, Kerry no tiene antecedentes irlandeses. Sus abuelos paternos eras judíos austríacos que al llegar a Estados Unidos se cambiaron el apellido por uno más común y se convirtieron al catolicismo.