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March 28, 2024

La ciudad de Palm Beach decidirá en abril si Trump puede vivir en Mar-a-Lago

Miami, 9 feb (EFE).- El Concejo Municipal de Palm Beach, la ciudad del sureste de Florida donde tiene su domicilio Donald Trump, trató este martes en una audiencia pública si el exmandatario tiene derecho a residir en su club Mar-a-Lago, pero la decisión sobre este particular no se tomará hasta el próximo abril.

El día en que comenzó en el Senado en Washington el segundo juicio político al ahora expresidente, esta vez por el asalto al Capitolio por parte de sus partidarios, Trump fue a la vez el centro de la parte más esperada de la reunión del Concejo Municipal de una ciudad habitada mayoritariamente por personas adineradas.

En la audiencia, que se celebró por Zoom y solo tenía propósito informativo, expusieron sus opiniones John “Skip” Randolph, abogado de la ciudad; John Marion, en representación de Trump; Reginald G. Stambaugh, que representa a un grupo de vecinos de Mar-A-Lago, y Philip Johnston, que representa a un grupo dedicado a preservar la “calidad de vida” de esta ciudad de ricos y famosos.

Los dos primeros defendieron que Trump tiene derecho a vivir en la “suite del propietario” de su club y los otros dos lo cuestionaron, al igual que hizo un ciudadano de apellido “Taylor” que pidió hablar en la audiencia y dijo que Mar-a-Lago se ha convertido en la “Oficina del 45 presidente de EE.UU” y eso genera preocupación en la ciudad.

Trump, su esposa, Melania, y el hijo de ambos, Barron, establecieron su domicilio legal en Mar-a-Lago a fines de 2019, cuando todavía era presidente y desde el 20 de enero de 2021, día en que Joe Biden asumió la Presidencia, residen permanentemente en esa mansión de la década de 1920 convertida en un club privado desde los años 90.

Desde que en diciembre se supo que los Trump iban a trasladarse desde la Casa Blanca a Mar-a-Lago empezaron a surgir planteamientos en contra de vecinos de Palm Beach.

El abogado Stambaugh, en nombre de un vecino de Mar-a-Lago cuya identidad se mantiene oculta, planteó formalmente al Consejo Municipal que Trump perdió su derecho a residir permanentemente en esa propiedad cuando en 1993 llegó a un acuerdo con las autoridades para convertirla en un club privado.

A cambio de mantener la antigua mansión existente en la propiedad de 18 acres (7,2 hectáreas), que adquirió en 1986, al hoy expresidente se le permitió convertirla en un club privado.

Entre otras cosas, se acordó que los socios no podían vivir en el club más de un tiempo determinado, afirma el abogado, que envió también su carta al Servicio Secreto, pues alega también razones de seguridad en contra de que Trump se instale de manera permanente en Mar-a-Lago, donde desde 2019 tiene su residencia a efectos legales.

A raíz del planteamientos de Stambaugh y otros similares, la alcaldesa Gail Coniglio consultó con el abogado de la ciudad y este elaboró un memorando en el que se considera que no existe impedimento legal para que vivan en el club los “empleados de buena fe”, categoría en la que se incluye el propietario, Donald Trump.

Randolph reiteró hoy sus argumentos y Marion mostró documentos que muestran que Trump es desde el 25 de enero pasado el presidente de Mar-a-Lago LLC, con funciones específicas dentro del club.

“Él está presente siempre”, dijo Marion al enumerar las funciones del empresario y expresidente, entre ellas “recibir” a los socios del club, que inicialmente iba a estar formado por accionistas, algo que nunca se produjo y, en lugar de eso, se optó por la membresía.

El abogado de Trump reconoció que en los cuatro años en que fue presidente y visitó Mar-a-Lago por vacaciones, su presencia causó inconvenientes a los vecinos como el bloqueo de puentes y calles por parte de la seguridad, pero indicó que eso ya se acabó ahora que es expresidente y quiere “disfrutar la propiedad”.

Stambaugh insistió en que el acuerdo con la municipalidad no permite a los miembros del club residir más de 21 días al año y no consecutivos en la propiedad y dijo que Trump ha violado ese trato durante décadas.

Johnston puso en duda que la calidad de vida de Palm Beach no se vaya a resentir por la residencia permanente de Trump en Mar-a-Lago y mencionó las manifestaciones de sus seguidores y eventuales actividades políticas del expresidente en Mar-a-Lago.

La audiencia, en la que no hubo controversias ni enfrentamientos entre las partes encontradas, terminó con el acuerdo de decidir sobre el asunto en abril próximo para dar tiempo a preparar las “respuestas leales” sobre la cuestión.

Desde que llegó a Palm Beach el 20 de enero, Trump está manteniendo un bajo perfil.

Medios locales informaron este martes que el expresidente estuvo viendo por televisión desde su club el arranque del juicio político en el Senado como presunto instigador de la violencia desatada por sus partidarios en el Capitolio el 6 de enero.

Cinco personas murieron, entre ellas un policía.