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October 13, 2024

Volcanes, cuando la naturaleza ruge

Los volcanes, esas bocas por donde las montañas expulsan desde sus entrañas fuego y lava, entre otros productos, no dejan de sorprendernos allá donde se presentan. Actualmente son 17 los que tienen actividad diaria, repartidos por todo el mundo, dos de ellos en Latinoamérica. El último en aparecer ha sido el Cumbre Vieja en La Palma, en las españolas islas Canarias…

+++ El volcán que acaba de emerger hace unos días en la isla de La Palma, en el archipiélago canario, que ha obligado a evacuar a 6.000 personas eleva a 17 los que tienen actividad diaria en el mundo, entre los que se encuentra dos en América Latina: el Popocatépetl y La Soufrière.

+++ En terreno estadounidense tienen actividad diaria los volcanes Katmai, Great Sitkin, Pavlof y Simisopochnoi, que se encuentran próximos a las islas Aleutianas de Alaska. A día de hoy son 50 los volcanes que se encuentran en erupción constante, pero no diaria, en el mundo; de ellos, 13 en Latinoamérica.

+++ Los vulcanólogos del Servicio Geológico de los EE. UU. (USGS), en referencia a una supuesta ola gigante que generaría el volcán de La Palma, indican que esa hipótesis hace tiempo que fue refutada, y desde el servicio de Canarias rechazan esa posibilidad “porque la Cumbre Vieja es estable”.

EL POPOCATÉPETL, EN NIVEL AMARILLO

El volcán Popocatépetl, situado a 72 kilómetros al sureste de Ciudad de México, está también muy activo. Se encuentra en nivel amarillo, el segundo peldaño de los tres que consta su escala de alerta, después de que el 14 de septiembre comenzara a lanzar columnas de vapor y gases con bajas cantidades de cenizas. Además, durante cinco días, se han producido algunas explosiones y expulsado lava.

El Popocatépetl, que en idioma náhuatl significa “cerro que humea”, es el segundo más alto del país azteca, con 5.452 metros sobre el nivel del mar, tras el Citlaltépetl o Pico de Orizaba, que alza sus 5.626 metros entre Puebla y Veracruz.

En el norte de la pequeña isla de San Vicente y las Granadinas, en el sur del Caribe y próximo a Venezuela, se encuentra el volcán “La Soufrière” que, tras un periodo de intensa actividad, ha reducido sus expulsiones. Ello está permitiendo a la población regresar a sus hogares después de que en el pasado abril su Gobierno ordenó preventivamente la evacuación total de la población.

Aquella alerta provocó la urgente evacuación de más de 15.000 personas en embarcaciones a las islas próximas, mientras en la mente de todos permanecía el triste recuerdo de la erupción de principios del siglo XX, episodio que provocó la muerte de más de 1.000 personas.

En territorio estadounidense tienen actividad diaria los volcanes Katmai, Great Sitkin, Pavlof y Simisopochnoi, que se encuentran próximos a las islas Aleutianas de Alaska.

VOLCANES “AMABLES”

A día de hoy son 50 los volcanes que se encuentran en erupción constante pero no diaria en el mundo; de ellos, 13 en Latinoamérica.

Más en concreto, en Centroamérica se encuentran el San Cristóbal y el Masaya en Nicaragua; el Rincón de la Vieja, en Costa Rica; y los guatemaltecos de Fuego, Pacaya y Santa María.

Y más al sur se localizan el Sangay y Reventador en Ecuador; el Sabancaya en Perú y el Nevado del Ruiz en Colombia. Por su parte, en Chile se hallan los de Villarrica, Nevados de Chillán y el Copahue, que hace frontera con Argentina.

Para Gianfilippo de Astis, del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología italiano (INGV), “no todos los volcanes son tan ‘amables’”, en referencia a la posibilidad de prever con anticipación el punto casi exacto de las erupciones, como ha ocurrido en La Palma.

De Astis comentó que “depende del volcán. Algunos sí avisan, en particular aquellos en los que el movimiento del magma es bastante lento y se advierten señales, como las deformaciones del suelo”.

“Es el caso del Etna, el de la Palma, también en Islandia, pues se registran señales que permiten prever la erupción al menos con dos o tres días de antelación. Pero si el volcán posee un magma más profundo y un conducto abierto, es mucho más difícil”, dijo.

Sobre la posibilidad de que el volcán de La Palma, tras la erupción actual, pase a tener una actividad explosiva regular de baja intensidad, como le sucede al Etna, que lleva más de siete meses continuados de paroxismos, el vulcanólogo dijo: “aunque es difícil de saber, es una posibilidad bastante factible”.

“Por ejemplo, se ha visto en Islandia que el magma se queda muy cerca de la superficie y se alternan diversas fases eruptivas, algunas con efusiones de lava y otras con explosiones más o menos continuas y rítmicas”, añadió el experto.

El vulcanólogo destacó a Efe que las erupciones son “situaciones críticas donde el límite entre el éxito y el fracaso cambia muy fácilmente por el comportamiento de la naturaleza”.

LA POCO FACTIBLE TEORÍA DEL TSUNAMI DESDE CANARIAS

Por su parte los vulcanólogos del Servicio Geológico de los EE.UU. (USGS) lo tienen claro: para saber lo que pasa en La Palma en estos momentos hay que seguir a sus colegas españoles y no picar en las informaciones que han rescatado la teoría del megatsunami de la Cumbre Vieja.

“Recomendamos seguir a @involcan y a @IGNSpain, que está monitorizando permanentemente la situación”, escribe en Twitter el departamento de volcanes del USGS, una de las grandes agencias científicas del Gobierno federal de los Estados Unidos, en referencia a sus colegas del Instituto Volcanológico de Canarias y el Instituto Geográfico Nacional, las dos referencias científicas con respecto a ese volcán.

Acerca del escenario catastrófico indicado que puede llegar una ola gigante que atravesaría el Atlántico y arrasaría el Caribe y la costa Este de EE.UU., lo expertos estadounidenses comentan: “No se crean el ‘clickbait’ del ‘megatsunami'”.

Estas teorías se basan en un artículo científico publicado en 2001, que planteaba la posibilidad de que la Cumbre Vieja sufriera en una erupción una fractura que hiciera derrumbarse, de forma súbita, la vertiente oeste de La Palma.

Según los autores del artículo, ese derrumbe masivo del terreno sería capaz de generar una ola de proporciones descomunales (hasta 25 metros), que cruzaría el Atlántico a gran velocidad e impactaría con violencia contra toda la costa de América, de norte a sur.

Como ha recordado INVOLCAN (Instituto Volcanológico de Canarias) “esa hipótesis hace tiempo que fue refutada, porque la Cumbre Vieja es estable”.

“Para que se produjera un gran deslizamiento –precisan- deberían producirse necesariamente y de forma simultánea una erupción explosiva de gran magnitud y un terremoto de magnitud excepcionalmente alta o, también, que la erupción hiciera crecer la Cumbre Vieja en 1.000 metros más de altura”.

Por lo tanto, si vemos lo que ha crecido como promedio La Palma en el último millón de años debido a las erupciones, para llegar a elevarse esos mil metros adicionales tendrían que pasar 40.000 años.