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November 14, 2024

“Petit Mal”, una historia de poliamor en Colombia que busca ser “referente”

Fotograma cedido por el festival de Cine de Tribeca donde aparecen, de izq. a dcha., Silvia Varón como Martina, Ruth Caudeli como Laia, y Ana María Otálora como Anto, durante una escena de la película “Petit Mal”, que se estrena este jueves en la sección “Viewpoints” de este certamen cinematográfico de Nueva York, que busca reflejar puntos de vista innovadores y poco representados. EFE/Tribeca Film

Nueva York, 9 jun (EFE).- La cineasta española Ruth Caudeli se pone por primera vez, y probablemente la última, delante y detrás de la cámara en “Petit Mal”, un relato de su propia historia de poliamor con el que espera generar un “referente” sobre las relaciones amorosas no convencionales en el festival de Tribeca, según explica a Efe.

Caudeli, nacida en Valencia (España) y que lleva casi una década en Colombia, considera que su participación en Tribeca es “un sueño hecho realidad” pero también reconoce “miedo” ante el estreno de su cinta este jueves en la sección “Viewpoints” del certamen de Nueva York, que busca reflejar puntos de vista innovadores y poco representados.

“Petit Mal”, título que viene del concepto de “crisis de ausencia” en psiquiatría, está protagonizada por un trío de mujeres cuya dinámica se ve interrumpida por el viaje laboral de una de ellas, una distancia que les obliga a replantearse sus afectos y superar sentimientos como la soledad, la envidia y los celos.

Los tres papeles principales los interpretan la misma Caudeli (Laia) y dos de sus más estrechas colaboradoras, Silvia Varón (Martina) y Ana María Otálora (Anto), en esta mezcla de documental y “ficción autobiográfica” sobre el momento que “cambió” su “trieja”, y explica: “Se basa en un eco de nuestra relación”.

“Estar delante de la cámara fue difícil, pero no sentí que pudiese ser de otra manera. Fue un proceso catártico, con la emoción a flor de piel, y estuve acompañada de dos grandes actrices que me respaldaron, pero será la primera y última vez delante de la cámara”, añade.

Caudeli, que relató otras historias de amor entre mujeres en “Eva y Candela” y “Leading Ladies”, se define como una directora feminista y “queer” cuyo objetivo es “representar realidades no convencionales” cercanas a ella, dando protagonismo a “mujeres diversas que no son perfectas” para así “generar referentes”.

“Es la realidad que me rodea, el tipo de relaciones en las que estoy, he estado o que tengo a mi alrededor”, dice la directora, que considera que representarlas en películas “nos hace sentir menos solas y nos valida”.

“Es importante tener referentes cuando creces: muchas adolescentes invalidan lo que sienten y son porque la tele, el cine o las narraciones crean un imaginario alrededor de la mujer diciendo que solo es posible ser de una manera”, sostiene.

Fotograma cedido por el festival de Cine de Tribeca donde aparece Ruth Caudeli como Laia durante una escena de la película “Petit Mal”, que se estrena este jueves en la sección “Viewpoints” de este certamen cinematográfico de Nueva York, que busca reflejar puntos de vista innovadores y poco representados. EFE/Tribeca Film

Y aunque con “Petit Mal” la “exposición” personal llega a unos niveles que le asustan, la artista se lo toma como un reto y pone énfasis en la importancia de usar la creatividad para superar etapas vitales complicadas, una idea que también sobresale en la película.

“Las expresiones artísticas permiten remover, indagar en nosotras como personas, y en mi caso el cine me ha permitido conocerme más, entender a los que me rodean y expresarme de formas que no había logrado en mi vida diaria. Yo soy una persona muy tímida y cerrada, pero en el cine lo opuesto”, apostilla.

El filme, que presta mucha atención a los gestos y las miradas de las protagonistas, experimenta con el color bajo la idea de que siente “que el mundo se apaga” cuando las tres mujeres están separadas y ve “destellos” cuando están juntas y se sienten “completas”.

Caudeli, que considera que ha llegado a la “madurez” de su carrera en Colombia, donde lleva establecida nueve años, reconoce que la industria del cine en el país es “incipiente” y es difícil lograr fondos y espacios de exhibición para historias “diversas que se apartan de lo convencional”.

A base de plantar “batalla” y de autofinanciación, dice, ha sacado ya cuatro largometrajes incluyendo “Petit Mal” y prepara dos nuevos proyectos, pero reconoce que le gustaría trabajar en un entorno más “relajado y con un músculo económico más fuerte”, y en ese sentido tiene “muchas ganas de volver a España”.