Washington, 16 may (EFE).- “¡Nunca dejaré a mis hijos, mis hijos son mi vida!” fue el grito de guerra que se oyó este martes frente al Casa Blanca donde cientos de personas, muchas de ellas madres migrantes, clamaron para exigir un alivio migratorio temporal para los centroamericanos en Estados Unidos.
La plaza de Lafayette, frente a la residencia oficial del presidente estadounidense, Joe Biden, fue escenario de una protesta para exigir la extensión del programa Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés) para los migrantes de El Salvador, Honduras y Nicaragua, y la designación para Guatemala.
Allí hubo proclamas reivindicativas, representaciones teatrales para dar muestra del sufrimiento de las familias migrantes y música para defender el TPS para esos países, un programa del Gobierno de EE.UU. por el que se posterga la deportación y se extienden permisos de trabajo para personas oriundas de naciones que han sufrido desastres naturales o afrontan graves problemas de violencia.
En una de las ciudades de EE.UU. con las mayores comunidades salvadoreñas, Washington, Gladys, que prefiere ocultar su nombre real por seguridad, contó a EFE que lleva 29 años en este país tras haber llegado desde El Salvador y que sigue luchando por su hija de 13 años, que tiene la ciudadanía estadounidense. Si ella es deportada, la niña se quedaría sola en el país.
A Gladys se le entrecortan las palabras de la angustia cuando habla de la posibilidad de ser separada de su hija, a la que tuvo que explicar cuando tenía 7 años que existía la posibilidad de que algún día no fuera a recogerla al colegio, si las autoridades migratorias de EE.UU. la capturaban y la deportaban.
“Es como hicimos en este teatro”, dijo Gladys que llevaba un sombrero de paja para protegerse del sol, al tiempo que señalaba un improvisado escenario donde minutos antes se había sumado a un grupo de madres migrantes para hacer una breve representación de lo que supone la separación de los padres de sus hijos.
Carmen Sánchez, también de El Salvador, no tiene hijos, pero lleva 23 años en EE.UU. y no quiere regresar: “Si volviera a mi país no tendría dónde trabajar y no tendría cómo sustentar a mi familia, tengo a tres muchachos a los que estoy sacando adelante” en El Salvador.
Sánchez detalló a EFE que decidió migrar a EE.UU. “no por capricho, nadie migra por capricho”, sino porque lo necesitaba, por la inseguridad en su país.
“Tengo dos trabajos, uno de día y otro de noche, los años que llevo en este país he contribuido con mis impuestos, he cumplido con el Gobierno. Quiero mi residencia”, sentenció esta mujer, que llevaba un cinto en el pelo con las palabras “residencia permanente” en inglés.
En noviembre pasado, el Gobierno de EE.UU. anunció una ampliación del TPS para los nacionales de El Salvador, Honduras y Nicaragua hasta junio de 2024, y los participantes en la concentración, que más tarde se dirigió hacia el Capitolio, desean que se extienda hasta más allá de esa fecha.
En la protesta, organizada por la Alianza Nacional del TPS, también se pidió un alivio migratorio de ese tipo para los migrantes de Guatemala, justo después de que el jueves pasado por la noche se levantara el Título 42, una norma sanitaria por la que EE.UU. ha estado expulsando de manera expedida a quienes llegaban a su frontera de forma irregular con el pretexto de la pandemia.
El representante ejecutivo de la Alianza Nacional del TPS en Arkansas Nelson Escobar lamentó, en declaraciones a EFE, que la situación en la frontera esté tan politizada.
Explicó que más allá del TPS, que es una solución temporal para los migrantes centroamericanos, lo que buscan es la residencia permanente: “La razón por la que continuamos en la calle es que no lo vemos imposible, pero tampoco lo vemos posible cuando el Gobierno va a entrar en un proceso electoral” en 2024, subrayó Escobar.