Washington, 17 may (EFE).- Los exdirectivos de los bancos estadounidenses Silicon Valley, Signature y First Republic no entonaron hoy el mea culpa por la caída de esas dos primeras instituciones y el rescate de la tercera y achacaron lo sucedido a una serie de eventos “sin precedentes imposibles de prever”.
El comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes sentó en el banquillo de los testimonios a los ex directivos ejecutivos de Silicon Valley Bank (SVB) y First Republic Bank, Greg Becker y Michael Roffler, y al cofundador y expresidente de Signature Bank, Scott Shay.
“La caída de SVB fue provocada por una serie de eventos sin precedentes. Nos tomamos la gestión de riesgos con seriedad y fuimos receptivos a los diversos reguladores que controlaron el SVB a lo largo del tiempo”, dijo Becker.
SVB, especializado en empresas tecnológicas emergentes, había invertido el exceso de liquidez logrado durante la crisis de la covid-19 en Bonos del Tesoro a largo plazo, unos activos que se vieron afectados por la subida de los tipos de interés auspiciada por la Reserva Federal.
“En 2020 y hasta finales de 2021, el mensaje de la Reserva Federal es que los tipos de interés iban a permanecer bajos y que la inflación que estaba empezando a burbujear solo iba a ser transitoria. Al igual que el SVB, muchos otros bancos invirtieron en su cartera de valores”, apuntó su exdirectivo.
Becker reprochó que a principios de 2022 la Reserva Federal emprendiera una serie de subida de tipos que condujo al incremento “más pronunciado en 40 años en un periodo de 12 meses”.
El SVB sufrió una huida masiva de depósitos después de verse obligado a vender activos para cubrir necesidades de liquidez. Tras su debacle, las autoridades intervinieron también el banco regional Signature, arrastrado en el pánico de los inversores.
“Para el final día 9 de marzo, se habían retirado 42.000 millones de dólares en depósitos en diez horas, aproximadamente un millón por segundo. Esto no tuvo precedentes. No creo que ni nosotros ni cualquier otro banco hubiera podido superar tal cantidad de salida de depósitos en un tiempo tan corto”, sostuvo.
Becker recalcó que aunque como exdirectivo debe asumir el resultado de lo sucedido, tanto los reguladores como la gestión del SVB lo hizo “lo mejor que pudo”.
Más directos fueron los exresponsables de los bancos Signature y First Republic a la hora de no hacerse cargo de una situación que acabó golpeando también con fuerza a bancos europeos por temor a un contagio.
“Nadie en First Republic pudo haber previsto el colapso de SVB y Signature, la velocidad a la que sucedió y el catastrófico efecto que esto tuvo en la industria bancaria. Hasta el 10 de marzo, First Republic estaba haciendo negocios como de costumbre”, apuntó Roffler.
El exdirectivo recordó que se retiraron 100.000 millones de dólares en depósitos de su banco: “No puedes predecir que algo así suceda. El contagio se extendió muy rápido y el pánico es muy difícil de controlar”, dijo.
Shay defendió a su vez que su banco, el Signature, era “solvente” y tenía un plan sólido para seguir operando. “Creo que ejercí un rol responsable”, añadió ante la Cámara Baja, señalando que aunque no estuvo de acuerdo con la decisión de los reguladores de intervenir esa entidad, reconoce “el importante papel que estos desempeñan en el sistema financiero”.
Tal y como había afirmado Becker la víspera ante el Comité Bancario del Senado, ninguno de los tres directivos se comprometieron este miércoles de forma abierta a devolver las gratificaciones recibidas horas antes de la quiebra.