Por Guillermo Azábal
Los Ángeles (EE.UU.), 24 jun (EFE).- De Diego Luna (México, 1979) dicen que es uno de los exponentes actuales de la franquicia Star Wars; que dejó un legado en el mercado del “streaming” con “Narcos: México”; que encandiló a Spielberg y a Cuarón, y que es una persona honesta. Pero si esas premisas son ciertas se deben a la última.
En una noche casi de verano en Londres, donde Luna se encuentra filmando escenas nocturnas para la segunda parte de “Andor”, el actor toma papel y boli y se sienta ante la cámara para su entrevista virtual con EFE: “Lo primero, disculpa por la demora”, expresa esperando a que le llueva la primera pregunta.
Han pasado solo cinco minutos de la hora estipulada y ha llegado con el tiempo justo para colocarse una gorra y disimular el rostro de cansancio, pero la figura de Hollywood -que conoce desde dentro la importancia de cada profesional de la industria- cuida con cariño y sutileza los detalles de un oficio que le sigue apasionando.
Hijo de la artista plástica Fiona Alexander -que falleció cuando él apenas tenía dos años- y del escenógrafo Alejandro Luna, el intérprete se crió entre bambalinas y a los 12 años ya era una figura en la televisión mexicana. Después, vendrían títulos como “Y tu mamá también” (2001), “The Terminal” (2004) o “Milk” (2008), entre otros.
Prácticamente 35 de los 44 años que cumplirá Luna en diciembre los ha dedicado al cine y la televisión desde diversas facetas. Una trayectoria curtida desde abajo que podría verse coronada en los próximos Emmy, donde aspira a convertirse en el primer latino del siglo XXI en ser nominado a mejor actor de serie dramática.
“Las cosas van cambiando poco a poco para los latinos, pero todavía hay mucho terreno por ganar (…). Cuando te enteras de ese dato, te das cuenta de la magnitud de esta situación. No hablamos ya de salir premiado, solo de estar nominado”, afirma el mexicano apuntando algún comentario en su folio para no olvidar mencionarlo.
En 1999, Jimmy Smits fue el primer, y hasta ahora único, latino que ha sido nominado como mejor actor principal de una serie dramática a lo largo de las 74 ediciones que acumulan los premios otorgados por la Academia Nacional de las Artes y las Ciencias de Televisión de EE.UU.
El próximo 12 de julio se desvelará si la primera parte de “Andor”, la exitosa serie del universo Star Wars en la que se narra la vida del espía Cassian Andor (interpretado por Luna) antes de “Rogue One”, reúne los méritos suficientes para la Academia de Televisión y permite al mexicano batir este récord.
“Cada vez hay más referentes con conexión con Latinoamérica que están contado historias y encontrando distintos públicos. Me emocionan sus ejemplos de éxitos”, añadió el también director y productor nacido en la localidad de Toluca de Lerdo.
Colegas de profesión como el mexicano Tenoch Huerta (“Black Panther: Wakanda Forever”) o el chileno Pedro Pascal (“The Mandalorian”) también han logrado labrarse una reputada consideración de Hollywood, pero Luna, casi como en un paralelismo con su personaje de Andor, sabe que tendrán que seguir luchando con lo establecido.
“Si a esta serie (“Andor”) le ha ido bien es, en parte, porque tiene una pertinencia en lo político y en lo social. Habla de la rebelión (…) Claro que tiene una conexión con el mundo en el que vivimos”, había manifestado el actor pocos minutos antes de ser cuestionado por la situación del talento hispano en la industria.
De fuertes convicciones e ideas meridianas, Luna también ha destacado a lo largo de su trayectoria por manifestar posturas claras en distintos temas del ámbito político o sobre problemas globales como el cambio climático o la crisis del agua.
Las obras multiplataforma de su productora La Corriente del Golfo, que cofundó junto a su amigo Gael García Bernal, así como la serie “Pan y Circo” (Prime Video) lo atestiguan.
Así, desde los casi 8.800 kilómetros que separan Londres de la meca cinematográfica de Hollywood, el intérprete mexicano no pierde de vista la huelga que el Sindicato de Guionistas de EE.UU. (WGA, en inglés) mantiene desde hace ocho semanas para tratar de presionar a los grandes estudios y mejorar sus condiciones laborales y retribuciones económicas.
“Celebro lo que los guionistas están haciendo, esa capacidad de ponerse de acuerdo en un mundo tan polarizado donde eso parece imposible… Me parece algo muy positivo y espero que se resuelva pronto por el bien de tantas familias que viven de esta industria”, contestó a EFE con total transparencia.
El reloj marca las doce y media de la noche en la habitación londinense donde Luna se aloja temporalmente; él ya ha calentado y está rápido de reflejos; y su mirada sigue evidenciando naturalidad y honestidad en cada respuesta, pero toca echar el cierre porque mañana vendrá otro “duro” día de rodaje con “horarios locos a todo vapor”.
“Las noches ahora son muy cortas. Vamos a un ritmo muy intenso para poder terminar a tiempo. (…) Estamos filmando doce capítulos. Básicamente es como hacer cuatro películas”, esgrimió Luna con la ilusión del que ama su profesión. Después de esta entrevista seguirá echándole horas a la construcción de su personaje. EFE