¿Dónde estabas? Narraciones cotidianas y otros cuentos, por Nahuí Ollín

Nota de Prensa

San José, CA 13 ago 2023 – Ha llegado a nuestras manos este libro y lo hemos leído con gusto y entretenimiento. Refrescan las narrativas y cuentos, que, sin enredarse mucho, nos mantienen cómodos en nuestro sillón favorito y, algunos de ellos, al filo del mismo.

Pero partamos por el principio. La obra contiene catorce narrativas y cuentos originales, siendo la última un tributo a la memoria del hermano fallecido del autor, quien nos describe lo que la casa de sus abuelos representa para él y, queremos creer, para todos los nietos. Parece que hemos invertido el orden y, queriendo comenzar por el primer cuento, lo hemos hecho por el último; esto, que parece una contradicción, en verdad no lo es, más bien, como se dará cuenta el lector, la obra puede ser abierta en cualquiera de los cuentos o narraciones y pasar de unos a otros sin sentir que se ha perdido de algo, ya que, a pesar de tener un «orden» preestablecido, la libertad que nos ofrece el autor de ir de uno para otro es lo que le da un frescor nuevo a la obra, y de la que no hemos gozado en algún tiempo.

Sin embargo, para aquellos que buscan una «continuidad» en la lectura, el índice que aparece al final pude darles una pista: los primeros cuentos narran experiencias en las que el amor y la aventura se encuentran entrelazados; a continuación, encontrarán cuentos de ciencia ficción, para proseguir con una serie de fábulas, cuentos que se pueden considerar infantiles y terminar la lectura, como hemos mencionado líneas arriba, con una narrativa que puede llevarnos a ese lugar «familiar» para muchos, o eso creemos, como los es la casa de los abuelos, donde pasamos momentos inolvidables de nuestra infancia. Por ello, la recomendación de su lectura para adultos, jóvenes y niños es válida, ya que los primeros disfrutarán cada una de las páginas que le componen, los jóvenes verán reflejadas algunas de sus inquietudes, y a los últimos, bajo la guía de los padres, la imaginación los llevará a mundos nuevos y, ¿por qué no?, que ellos mismos tal vez han imaginado ya.

A través de las páginas de ¿Dónde estabas? Narraciones cotidianas y otros cuentos, el lector encontrará versos, que si bien no contienen la métrica para considerarse «cultos», pueden ser tan comunes como los que hemos escrito alguna vez estando enamorados; también podrá identificarse con ciertos personajes, como el superhéroe, que sabe que la lucha del día a día puede ser, a veces, desalentadora, pero que no por ello renuncia a seguir cumpliendo con el destino que se ha propuesto en la vida o con quien, a pesar de las vicisitudes de la vida, recibe otra oportunidad de comenzar de nuevo y acepta ese reto, sin olvidar a quien descubre que cada día se puede dar cuenta que, como seres vivientes, tenemos una misión en la vida, que puede ser no muy clara y que al descubrirla no dudamos en enfrentarla.

Pero no solo eso. También nos encontraremos historias de aventuras con tintes de realismo mágico, en que los mundos de la ficción se entrelazan con la vida real y nos llevan a soñar con lugares reales y ficticios que nos gustaría conocer, al tiempo que aprendemos palabras de lenguas precolombinas, que si bien no han sido olvidadas, pertenecen a un mundo que a veces se pierde en la nostalgia, el tiempo y la era cibernética, y que el autor buscar mantener aunque sea en los límites de su ingenio y conocimiento.

La lectora y el lector encontrarán también un par de cuentos de ciencia ficción; en uno de ellos, visitantes de otro planeta buscan aliarse con los terrícolas en defensa de su mundo, pero para ello procurarán que el mensaje sea transmitido por un adolescente a los adultos, misión nada fácil, para ser honestos, ya que los mayores no somos, en ocasiones al menos, muy abiertos a escuchar a la juventud; por su parte, el otro nos llevará a un mundo que, si bien no parece postapocalíptico, nos hará reflexionar un poco sobre lo que implicaría el que la raza humana, a pesar de seguir pareciendo serla, carece de algo que todos llevamos dentro, pero que tal vez no siempre identificamos en una primera instancia.

Recorriendo sus páginas, encontraremos también narraciones de situaciones de vida casi diaria y, en algún momento, nos encontraremos perdidos en nuestra memoria al recodar esa experiencia vivida tal vez hace algunos ayeres, ya sea la convivencia con los amigos, uno de esos amores primeros que jamás se olvidan o el saber que una relación amorosa puede, o no, llegar a su fin por circunstancias de nuestra misma humanidad. Además y por si fuera poco todo lo anterior, todas las ilustraciones del libro, desde la portada hasta la última narrativa, son del autor, que si bien, jamás llegará a ser un Da Vinci, tiene la esperanza de que sus habilidades como dibujante no mermen las que pretende tener como escritor.

Como bien nos dice Nahuí Ollín en su prólogo a la obra que tratamos en esta oportunidad:

«[…] estas narraciones nacieron con la intención de alejar la melancolía y entretener, que no enfaden y tengan visajes de invención y que, si no llegas a alabarlas, tampoco las desprecies, que no son culpables de las carencias y limitaciones de quien las redactó. […] Así las cosas, no seas muy duro con las narraciones y cuentos que tienes en tus manos, ya que ellas son inocentes, culpa más bien la falta de entendimiento e imaginación del autor, que, a pesar de esas carencias, tiene la mejor intención de que el ocio se convierta el solaz para quien las leyere. Ya me dirás, tal vez, si han cumplido su intención de salir al mundo y andar por esos caminos de los seres humanos; quizá descubras que no estamos tan solos y en alguno de ellos encuentres que, en alguna ocasión, algo que has pensado o sentido no es exclusivo, que al final, final, todos los de nuestra especie podemos tener esos pensamientos y sentimientos y, de ahí, de esa identificación con los demás, surge el nombre de la obrita que tienes en tus manos: ¿Dónde estabas? Narraciones cotidianas y otros cuentos».

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SOBRE EL AUTOR

Nahuí Ollín, pseudónimo de Jorge Manuel P. B., que viera las primeras luces allá por los años sesenta del siglo XX en el valle del Anáhuac [hoy, Ciudad de México] y la tierra de los yokot’an [hoy, Villahermosa, Tabasco]. Es por eso que se mueve entre la selva de concreto y la del trópico húmedo con facilidad. Con herencia mestiza yokot’an, nahua, española, mora y goda [aunque lo dice más por romanticismo a la mexicana que por haber realizado alguna de esas pruebas de DNA que están tan de moda en estos días inciertos].

Se ha dedicado al periodismo, y sus artículos y columnas han sido publicadas en los países de lo que llaman América del norte, además de ser locutor, presentador de noticieros, productor de radio y televisión y fotógrafo gráfico, y un tanto actor teatral y vídeo.

Ha recibido dos premios por artículos publicados otorgados por la Asociación Nacional Hispana de Periodistas [NAHJ, por sus siglas en inglés], además del premio México otorgado por el Consulado Mexicano en San José, California, a quienes han contribuido de modo substancial a mejorar o informar a la comunidad mexicana. Aunado a ello, se ha dedicado a la enseñanza en todos los grados escolares, desde el jardín de infantes a la universidad en dos países.

Hoy radica en las áridas regiones de la Alta California, en la denominada Área de la Bahía de San Francisco, junto a su esposa e hijo, donde se desempeña dentro del ámbito educacional ayudando a los latinoamericanos a entender la vida en Estados Unidos y sus costumbres, apoyándolos en su aculturación, sin perder su identidad, sin dejar de escribir para medios impresos y en línea.

La inquietud le ha llevado, a lo largo de los años, del cambio del siglo, a escribir estas narraciones y cuentos, además tiene en mente y en el tintero tres novelas: una de las llamadas negras, otra del género de ucronía y una tercera que es la continuación de unos de los cuentos que aparecen en esta obra y que esperan ver la luz del sol, o de la luna, algún día de estos tiempos modernos del siglo XXI, todas ellas con tintes de realismo mágico, sin estar cierto de lograrlo, pero como bien dice: «No hay peor lucha que la que no se hace».

Ficha técnica: