Washington, 31 ago (EFE).– El juez del Supremo estadounidense Clarence Thomas, cuestionado por haber aceptado viajes de lujo de un multimillonario donante republicano, hizo públicos este jueves los desplazamientos efectuados en 2022 pero alegó razones de seguridad para viajar en jet privado.
Su informe financiero señala que aceptó por parte del magnate inmobiliario Harlan Crow dos viajes a Dallas (Texas), uno a Salt Lake City (Utah) y otro a Keese Mill (Nueva York) entre febrero y diciembre de 2022.
El primero, entre el 3 y el 5 de febrero del año pasado, tenía como objetivo ser el ponente principal de la conferencia del Instituto Empresarial Estadounidense en Dallas. Su regreso se produjo en avión privado, dijo, debido a una inesperada tormenta de nieve.
Thomas volvió de nuevo a Dallas entre el 12 y 14 de mayo para participar otra vez en una conferencia del Instituto Empresarial Estadounidense. Tuvo gratis el transporte y las comidas, mientras que en Salt Lake City, entre el 10 y el 12 de marzo igualmente como ponente, se le suministró el transporte, las comidas y el alojamiento.
El último viaje, a Keese Mill en julio, fue ya como invitado de Crow, y ahí también tuvo gratis el desplazamiento, las comidas y el alojamiento.
Thomas justificó en su informe financiero que en mayo se le recomendó ir en avión privado debido a un incremento del riesgo en la seguridad tras la sentencia del Supremo, que en junio del año pasado derogó la protección al derecho al aborto a nivel federal.
El magistrado consideró además que no estaba obligado a calificar de “regalo” su estancia en julio con los Crow.
El magistrado reiteró en ese escrito que, hasta la nueva política al respecto instaurada en marzo en cuestiones de “hospitalidad personal”, estaba exento de tener que declarar este tipo de viajes.
La organización periodística de investigación ProPublica publicó a principios de agosto que Thomas aceptó por parte de millonarios de EE.UU. al menos 38 vacaciones de lujo que antes no se habían dado a conocer y entre las que se incluyen estancias en lujosos resorts de Florida y Jamaica, además de 26 vuelos en aviones privados, ocho vuelos en helicóptero y entradas para importantes eventos deportivos.
A muchos de estos viajes también asistió su esposa, la activista conservadora Virginia “Ginni” Thomas, quien estuvo involucrada en la campaña para que el expresidente de EE. UU. Donald Trump (2017-2021) intentara anular la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones de 2020.
El problema de todos esos viajes es que Thomas no los incluyó en los informes financieros que debe entregar al Tribunal Supremo, en cumplimiento con una ley anticorrupción que fue aprobada tras el escándalo del Watergate en la década de 1970.
ProPublica fue quien reveló en abril que Thomas se había ido de vacaciones durante más de dos décadas en superyates y aviones privados pagados por Crow.
Thomas, de 75 años y con un cargo vitalicio, fue nombrado en 1991 por el presidente republicano George H.W. Bush (1989-1993) y, durante sus más de treinta años en el Supremo, ha mantenido algunas de las posiciones más conservadoras en temas como el aborto y los derechos de la comunidad LGBTQ+.
Tras esas revelaciones, algunos miembros del Partido Demócrata cuestionaron su comportamiento, entre ellas Alexandria Ocasio-Cortez, quien consideró que debería ser sometido a un proceso de “impeachment” (juicio político), la única forma que existe para destituir a un magistrado del Supremo, ya que esos cargos son vitalicios.