Washington, 17 may (EFE).- Hace un mes, los estudiantes de la Universidad de Columbia en Nueva York levantaron un campamento en contra del apoyo de Estados Unidos a Israel en la guerra en Gaza, un acto de rebeldía que sembró la semilla de las mayores protestas que ha vivido el país en décadas.
A lo largo de los días subsecuentes, las acampadas reivindicativas se multiplicaron en otros importantes centros educativos estadounidenses, desde Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en Cambridge, hasta la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Las tiendas de campaña llegaron a acumularse en alrededor de 60 universidades y, en algunos casos, docentes y trabajadores de las propias instituciones se encargaron de custodiar los recintos para apoyar a los jóvenes propalestinos y así defender su derecho a la libertad de expresión.
Pero, aún con la relevancia de los hechos, el profesor Michael Cornfield de la Universidad George Washington, recordó que las “fuerzas motrices” para marcar un cambio en dicho conflicto “se encuentran en Oriente Medio y no en los campus universitarios de élite estadounidenses”.
En declaraciones a EFE, Cornfield explicó que, por lo general, en EE.UU. “el establishment se impone a las protestas sin hacer concesiones significativas”, a no ser que dichas acciones consigan que las autoridades entren “en pánico”.
En este caso, fueron las represalias policiales y la mano dura de las direcciones de algunas universidades a través de medidas disciplinarias las que, a principios de este mes, obligaron a desmantelar los campamentos y así aplacaron las protestas.
En algunas facultades, la cúpula directiva llegó a acuerdos con los propios manifestantes para evitar posibles interrupciones de los exámenes finales y de las ceremonias de graduación, un evento relevante en el calendario estadounidense.
De hecho, este mismo domingo, el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, será el encargado de dar el discurso de apertura de la graduación en Morehouse College, en el estado clave de Georgia, y la noticia ha generado sentimientos encontrados entre los asistentes.
El control de la Casa Blanca en juego
El mandatario estadounidense no ha articulado una postura clara acerca de las manifestaciones por Gaza, ya que ha defendido el derecho a la protesta, pero a la vez ha insistido en que “el orden debe prevalecer” en las universidades y que “la protesta violenta no está protegida”.
Esta inconcreción -junto al apoyo militar a Israel-, según expertos, lo puede penalizar en la carrera por la Casa Blanca en las elecciones presidenciales de noviembre y los republicanos también se están encargando de usar el tema para sacar rédito electoral en su favor.
“Biden perderá votos de su izquierda y/o de su derecha si la guerra continúa en otoño”, afirmó Cornfield, aunque aclaró que dichas papeletas no tienen porqué respaldar al expresidente y precandidato republicano, Donald Trump (2017-2021), sino que más bien se traducirían en abstención.
Desinvertir en Israel, una demanda común
Un denominador común de las manifestaciones es la demanda de los estudiantes a sus centros educativos para que cesen sus inversiones en el sector privado israelí y que se promueva la transparencia sobre esas relaciones y su posible implicación con la industria militar.
A día de hoy, Cornfield señaló que esas peticiones de los estudiantes apenas han prosperado: las administraciones de algunos centros, como la prestigiosa Universidad de Brown (Rhode Island), han aceptado reunirse con los manifestantes para hablar de una posible desinversión en otoño y así “rebajar la tensión”.
Aún así, el analista político no cree que vaya a haber desinversiones significativas ni sanciones económicas por parte de la Administración estadounidense al Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu; sólo un “ajuste simbólico”.
“Por ahora, no parece que vaya a haber más consecuencias”, opinó Cornfield, ya que aunque los manifestantes han atraído la atención pública no hay un movimiento organizado como ocurrió con la oposición a la guerra de Vietnam.
Entretanto, la movilización estudiantil ya ha traspasado fronteras y, ahora, las protestas lideradas por jóvenes en contra de la guerra en Gaza se replican en todo el mundo, alcanzando estados como Francia, Canadá, Australia, Suiza, Reino Unido o España.