Ciudad de México, 29 sep (EFE).- Claudia Sheinbaum se convertirá en la primera presidenta de México en los más de 200 años de la historia de la república, un hecho de gran relevancia simbólica en un país que afronta importantes retos de violencia machista.
“México está listo para una presidenta, para una astronauta, para una ingeniera. Las mujeres mexicanas estamos listas desde hace mucho tiempo”, ha asegurado en repetidas ocasiones.
Se convertirá así en pionera en el cargo en México, un hecho de gran relevancia simbólica y que ha calificado como muestra de que “es tiempo de mujeres transformadoras” en el país, al tiempo que ha mantenido como plataforma de campaña y gobierno, que con ella, “llegamos todas”.
No obstante, consciente del hecho histórico ha insistido en la importancia de ofrecer resultados, al asegurar que su Gobierno será “feminista con enfoque social”.
“No puede ser que la primera mujer presidenta solamente sea un símbolo”, indicó recientemente en rueda de prensa.
Sheinbaum, de 62 años, que asume el poder el próximo martes 1 de octubre, recibe un país con retos de violencia machista que ha persistido en el Gobierno saliente, que deja un promedio de 9 a 10 mujeres asesinadas al día, y aumentos en violencia familiar y otros delitos de género.
Sin embargo, la violencia sigue marcando los grandes pendientes en la agenda de género, que Sheinbaum se ha comprometido a encarar con la creación de una Secretaría de las Mujeres.
El Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) concluye con un promedio de 9,5 homicidios de mujeres al día, de los que entre 2 y 3 se clasificaron como feminicidios, cifra similar al cierre del sexenio anterior de Enrique Peña Nieto (2015-2018), según el último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Aunque López Obrador ha presumido una disminución en los feminicidios, que Sheinbaum ha celebrado, la realidad es que la baja en la incidencia del delito es mínima y no se ha sostenido a lo largo de los últimos seis años.
Urge nombrar la violencia
Además, en otros delitos como violencia familiar, de género, trata de personas y violación, el incremento es notorio, de acuerdo con el reporte del SESNSP, que desde 2015 recaba denuncias relacionadas con la violencia en contra de las mujeres.
Tan solo de enero a agosto de 2024, según el último informe publicado en septiembre, van 190.096 reportes de violencia familiar, 4.471 de violencia de género, y 14.508 de violación, cuando en todo 2018 se registraron 180.185, 2.255 y 15.322, respectivamente.
La investigadora Mónica Mendoza, experta en comunicación política, explicó a EFE que el Gobierno de López Obrador construyó una “narrativa de que se estaba disminuyendo la incidencia del feminicidio”, al sumarlo o clasificarlo como homicidio doloso.
No obstante, la integrante de la organización Aúna avisó del incremento en otros indicadores, como la saña en los crímenes y la edad de las víctimas, que cada vez son más jóvenes, además de que existe un subregistro de los casos en varios delitos contra las mujeres.
“Estamos estacionadas en el número de feminicidios, pero el tipo de delito que se ha disparado con brutalidad, que está fuera de control, es el de las mujeres y niñas desaparecidas(…) eso solo te habla de trata”, advirtió Mendoza.
La directora de la Red Nacional de Refugios, Wendy Figueroa, coincidió en la importancia de hacer visible esta realidad, pues “lo que no se nombra no existe” y señaló que en la ONG han identificado “un aumento en las atenciones brindadas y en el número de mujeres e infancias acompañadas desde 2019 a la fecha, siendo de un aumento en promedio del 12 % anual”.
Figueroa destacó que “sobre todo en este sexenio las instituciones encargadas de atender la violencia de género estuvieron subfinanciadas, lo que limita su capacidad para ofrecer apoyo efectivo a las víctimas o para implementar campañas amplias de concienciación y educación”.