La Oferta

November 14, 2025

La Caridad Cristiana, el rostro más bello de la Iglesia Católica

Por Luis Manuel De la Teja

Ciudad de México, D.F. nov. 14, 2025 – Gracias al generoso patrocinio del Dr. Juan Carlos Arellano, la Voz Hispana estuvo presente en el evento de recaudación de fondos de “Caridades Católicas de la Arquidiócesis Primada de México”. Nos percatamos lo que no cuenta la televisión, pero si cuida la Iglesia. Conocimos en que consiste la Pastoral a los más necesitados de nuestra compleja Metrópoli, la cual se ejerce en la práctica intencionada de la escucha empática, así lo expresó en la “Noche de la Misericordia”, Monseñor Francisco Javier Acero ante 400 empresarios durante la cena gala, mencionó que “no solo es una ayuda individual sino también una semilla para empezar a reconstruir el tejido social desde abajo de persona a persona”.

La Iglesia Católica, denuncia lo que llama “la globalización de la impotencia”. Esa parálisis colectiva ante el sufrimiento de otros, la acompaña una advertencia reciente que denuncian los obispos mexicanos, sobre el riesgo de descomposición social, si no se actúa contra la inseguridad de la injusticia, para decir que la caridad exige la justicia como lo refirió en su momento la encíclica del Papa Francisco, sobre la fraternidad.

No se trata de parchar y paliar necesidades, sino de identificar las causas de esas necesidades. El objetivo que declara el Episcopado Mexicano, es dar nombre, voz y rostro a los vulnerables. Al reconocer su dignidad se nota una crítica clara hacia la pasividad como forma de indiferencia; incluso de una autoridad que se legitima -en sus ideas y cifras y no en la calle- y se muestra insensible en la escucha y el latir de los corazones asustados de la población mexicana. Es una llamada la acción, que va más allá de la simple asistencia, entra en el terreno del compromiso social, no meramente asistencial.

En este contexto, se dio a conocer los centros de escucha como el corazón del Programa de “Caritas Arquidiócesis Primada de México”.

En la última asamblea arquidiocesana escuchar fue el verbo más repetido, no es solo oír. Es una respuesta directa a lo que Monseñor Acero llama a la cultura de la fragmentación y la inmediatez; una crítica a como vivimos. En la Ciudad de México, la necesidad es apremiante, escuchar a personas mayores que sufren soledad, pero también a jóvenes, dan un dato estremecedor México tiene uno de los índices más altos de suicidio juvenil entre 15 y 29 años

La escucha es en sí misma, una forma de acción transformadora lo que justifica la urgencia de estos centros dice buscan ofrecer esperanza y sentido de vida. Es dedicar tiempo, no para dar consejos que nadie ha pedido o imponer ideas; sino para que la otra persona se exprese, comparta, incluso para ayudarle a entender sus propios sentimientos. Es una escucha que acompaña, que valida.

Monseñor Acero, interpeló a la audiencia con esta pregunta: ¿cuántas veces has mirado a la pantalla versus el rostro de la persona que está a tu lado? La escucha que propone Caritas, va más allá de oír, es presencia activa, es empatía profunda. Es intentar comprender el mundo del otro, como una habilidad que hay que desarrollar.

De ahí, el imperativo de implementar una metodología pedagógica tanto en los centros de escucha como en el resto de los programas socio caritativos, a efecto de que cuenten con la certificación de la Universidad Lumen Gentium, a cargo del Rector Padre Ángel Mario Flores.

Aunque esta misión de la escucha es central, no está sola; se atienden a segmentos de población vulnerable importantes como apoyo adultos mayores, atención a personas con problemas de adicciones, violencia familiar, programas de salud, así como personas migrantes a cargo del  Padre Juan Luis Carvajal que es Escalabriniano.

Realidades que son invisibles para unos y visibles para otros. El apoyo que describe busca ser integral con albergues a familias deportadas o en tránsito, menores no acompañados y atención a problemas de salud mental a consecuencia de políticas migratorias erráticas.

La caridad cristiana es la mística de vivir juntos, de crear vínculos encontrarse, apoyarse lo que requiere salir de la zona de confort; aceptar desacomodarnos y todo esto impulsado por el amor a Dios. La meta final es ambiciosa, transformar las estructuras sociales para que sean estructuras de encuentro solidario con el objetivo final de mancharnos las manos para tener limpio el corazón.

Atender la ayuda inmediata es necesaria como prioritario es cambiar las condiciones que generan la pobreza. La mística es el motor que te empuja no quedarte solo en lo primero sin aspirar a lo segundo que es la genuina promoción integral de la persona.