Todas aquellas personas que somos inmigrantes, sabemos perfectamente bien lo que cuesta hacerse de un nombre, reputación laboral y social en este país. No importa si eres profesionista o trabajador del campo, siempre cuesta abrirse camino.
Ana González McParland nació en Ciudad de México y se graduó en Psicología en la Univesidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa, una de las delegaciones de la gran urbe Azteca.
Estudió Psicología, porque desde niña le gustaba observar a la gente, entender porqué se comportaban de una manera u otra. La Psicología abarca muchas ramas, como la educación, área en donde Ana se ha desarrollado más. Al recordar su llegada a los Estados Unidos, en noviembre de 1993 dijo “cuando uno viene aquí, sientes que no eres nadie, aunque seas alguien; en el fondo eres un ser anónimo. A pesar de haberme educado en una ciudad como México, de haberme venido a casar aquí (con el estadounidense Thomas PcParland), dejar a mi familia, amigos, trabajo y mis sueños como mexicana, vienes a empezar, a crear nuevos sueños y finalmente sientes que eres otra persona”.
Ana McParland es una persona como cualquier otra que se enamoró de un estadounidense, se casa y se viene a vivir a este país. Pero no por eso las cosas resultaron más fáciles para ella. Uno de los primeros obstáculos que tuvo que enfrentar como joven profesionista fue poder desarrollar sus conocimientos como psicológa.
González McParland trabajaba desde hacía tiempo para un conocido banco en la capital mexicana y tenía planes de independizarse profesionalmente. Estaba estudiando una maestría en Educación Infantil, la cual no terminó, cuando una amiga la invitó a participar en septiembre de 1993 en un programa de psicología en Bali, Indonesia.
El programa de un mes, ofrecido en inglés sobre NLP (Neurolinguistic Program), fue auspiciado por la Universidad de Santa Cruz (California) y Canadá. Ana logró certificarse y ahí conoció a Thomas McParland, pero agregó que, “ al primer día yo me quería regresar, porque me di cuenta de que mi inglés no eran tan bueno”.
Como psicología es una rama que pertenece a la medicina. Ana tenía que volver a la Universidad aquí, si quería ejercer su profesión. No quiso hacer eso y entonces buscó otra avenidas.
Primeros trabajos
“Lo primero que identifiqué al llegar a este país como profesionista, fue la necesidad de eduación en nuestra comunidad hispana. Desde entonces sentí la necesidad de servir, pero no sabía cómo. En MACSA ofrecí mi servicio voluntario y participé para un proyecto para una Escuela de Alum Rock. Seguí estudiando inglés y fuí voluntaria en la línea de ayuda y en consejería para la Agencia Support Network for Battered Women, en Mountain View, para el programa hispano”, resumió Ana.
Después el director de la escuela donde estudiaba inglés, le ofreció impartir clases de español y nace su posición por la enseñanza. Desde septiembre de 2000, Ana es voluntaria de la clase de español y arte en la escuela de su hijo Tommy, en Cupertino. Además, ofrece clases privadas de español a niños y adultos.
Esto ha implicado que Ana continúe la investigación de nuestro idioma, pues reconoce la necesidad y está trabajando para obtener su credencial de maestro de California. También se ha preparado en otras áreas profesionales como dar masajes, hacer yoga y todo lo que se conoce como new age.
Cuentacuentos
Cuentacuentos es otra area en donde Ana, ha puesto sus conocimientos de psicología para leerle a los niños en la Biblioteca de Campbell con mucho éxito. Junto con una amiga tocó puertas en todas las bibliotecas del área y sólo la de Campbell les dio la oportunidad de contar cuentos totalmente en español. Es un trabajo voluntario “porque queremos que nuestros hijos no pierdan el idioma español”.
Cuentacuentos es una serie que estas dos amigas iniciaron en julio de 2000 y que finalizó a mediados de diciembre. Lo iban a continuar los sábados de 10:30 a.m. a 11:00 a.m., durante el 2001, pero en la última sesión de Cuentacuentos, la biblioteca le notificó a Ana no lo podían continuar por falta de audiencia hispana.
Ella no se da por vencida y está buscando otras bibliotecas en donde poder continuar con el programa, aunque ya no contará con la ayuda de su amiga, quien se retiró. También desde julio de 2000, junto con la Biblioteca de Sunnyvale, ha grabado cuentos totalmente en español, para que los niños puedan escuchar los cuentos telefónicos cuando lo deseen. El número a marcar es (408) 737-4907.
Sin embargo, con todas las actividades que esta profesional hace, para ella la más importante es ser mamá y al respecto comentó “cuando me embaracé estaba trabajando, aun así daba servicio voluntario y estudiaba en inglés y me pregunté, ‘¿qué voy a hacer cuando mi hijo nazca?, no voy a poder con ls tres actividades ‘ ”, y se trazó prioridades como la de dedicar el mayor tiempo a su hijo Tommy.
Entre los planes de Ana está el de crear su propia empresa junto con su esposo Thomas, que será de capacitación, entrenamiento y desarrollo personal. Juntos han ofrecido cursos durante los fines de semana en su casa. Les gustaría tener una empresa aquí en el Área de la Bahía y otra en México.
Ana dio y continúa dando consejería directa e indirectamente a empresas e instituciones en México y el Área de la Bahía, como el taller de Actitud de Servicio que impartió al personal del Consulado de México en San José en mayo del 2000.
Tiene su propio programa en español para niños con materiales elaborados por ella misma, pues aduce que “fue muy triste ver que los materiales de enseñanza del idioma español que existen en las librerías, son de bajo nivel, pore so decidí desarrollar mi propio material y aprender más sobre mi idioma”.
Esta profesionista ha escrito cuentos infantiles inspirados a raíz de su maternidad, aún no editados. Terminó su primera novela que desea publicar y trata sobre La Vida Cotidiana de la Ciudad de México en los 40. “Publicarla para mí, sería un sueño y una deuda saldada, pues más del 50 por ciento del contenido, son memorias y aventuras narradas por mis padres del México de entonces. Descubrí que escribir es otra forma de conocerse a uno mismo y compartir ese conocimiento con el lector es una experiencia única que se hace excitante cuando lo haces en tu propio idioma”.
Ana aconseja a los lectores, en especial a las mujeres profesionistas, “no perder lo que amamos de nuestros países y raíces. Siempre vamos a seguir siendo latinas, aunque hablemos perfecto inglés. Si trabajamos con la comunidad, si amamos lo que fuimos y lo que somos, yo creo que ese amor lo vamos a transmitir a nuestros hijos y seguir educándonos es la mejor herencia para ellos. Ser profesionista, esposa, madre y mujer en este país es una odisea”, concluyó.
Para mayor información puede contactar a Ana McParland al (408) 737-1715 o por correo electrónico: anamcpgo@home.com o visitar su página en Internet www.virtualshaman.com