Richard Viallarreal Martínez es veterano del Ejército de los Estados Unidos. Ha entrenado y reclutado a miembros para las guerras de Corea y Vietnam. Aunque de una forma más indirecta, participó en La Guerra del Golfo Pérsico o Tormenta del Desierto en 1991, pues cuando iba camino a Arabia Saudita, terminó el conflicto que sólo duró cien horas.
Martínez tiene más de 40 años de servicio y ostenta el grado de Sargento Mayor. Desde muy niño le gustaron los uniformes, aunque en un tiempo pensó ser en sacerdote por su formación religiosa durante su niñez. Está felizmente casado con Trinidad, con quien ya cumplió sus bodas de oro y procreó 12 hijos, uno fallecido a temprana edad. Actualmente tiene 33 nietos y 41 biznietos, y al referirse a su familia dice “me siento bendecido por Dios”.
De sacerdote a militar
Richard Martínez nació en Del Río, Texas, en 1931. Sus padres eran muy católicos y al estudiar en escuela de monjas, sintió el deseo de ser sacerdote. Pero tenía un tío que estaba en el ejército y cuando visitaba a su abuela para que le contara historias de la Revolución Mexicana, Richard admiraba el uniforme military del tío. Otro factor que influyó para que escogiera esa carrera, fue que cerca de su pueblo vio cruzar al famoso Escuadrón 201 que venía de México a entrenar a los Estados Unidos para participar en la Segunda Guerra Mundial. El Escuadrón 201, también conocido como los Águilas Aztecas, estaba formado por 309 hombres, entre pilotos y mecánicos, quienes durante su participación destruyeron trenes japoneses cargados de municiones.
En 1946, su familia se estableció en San José, California. Recuerda perfectamente que fue un 4 de diciembre de 1950, a los 19 años de edad, cuando decidió entrar al ejército durante la Guerra de Corea. “Desde que entré al servicio military lo más interesante fue la disciplina y el entrenamiento que le sirve a uno después. Hice amigos de diferentes partes del mundo y uno se da cuenta de que todos somos iguales”, dijo Martínez. “Los veteranos reconocemos a otros veteranos y el sentimiento de hermandad que nos une. A mí me impresionó y ví el cambio que se operó en ellos”.
Martínez aprendió a manejar rifles, ametralladoras y todas las habilidades de un military. Sin embargo, resolvió cambiar de trabajo y entró en el área de reclutamiento, porque le gustó lo que el ejército estaba haciendo por los hispanos.
Comenta que ahora no hay tantos hispanos en el ejército como había antes. Durante la administración presidencial de Bill Clinton, “el secretario del Ejército en Washington, Luis Caldera, trató de atraer a más latinos, porque ahora más que nunca existen oportunidades de continuar los estudios superiores y te ayudan con los gastos”, señaló Martínez.
Para pertenecer al ejército se necesita un diploma de GED (Educación General) y no tener antecedents penales.
Guerra del Golfo Pérsico
Richard Martínez estuvo primero en Camp Cook, que es un campo de entrenamiento en donde aprendió lo básico y en Camp Roberts, ambos en California. Se retiró del ejército el 11 de septiembre de 1991.
Su participación en la Tormenta del Desierto casi fue familiar. “Mi nieto Richard Guevara estaba en la Guerra del Golfo Pérsico y su hija, mi biznieta, lloraba mucho por su papá. Todo se veía por televisión y yo le prometí que iba a traer a su papá. Llamé al ejército para comunicarles que quería ir allá. Decidieron en comunicaciones electrónicas, me pidieron que me reportara en Fort Knox, Kentuchy para entrenar”, relató Richard, quien aprendió e Fort Goldon, Georgia, los métodos más modernos de comunicación electrónicas en este tiempo.
Al terminar, sólo estaba esperando la orden de partir que siempre se retrasaba más y más. Cuando finalmente iba camino a Arabia Saudita, concluyó la Guerra que duró de febrero a marzo, unas cien horas aproxidamente.
¿Qué siginifica Memorial Day?
“Memorial Day es un día muy triste porque en una sola invasión, D-Day el 6 de junio de 1944, en Francia, se perdieron varios miles de vidas y muchas más en otras guerras. Nuestro mensaje es que la libertad que gozamos ahora fue a costa de esas vidas que se perdieron. Debemos orar y dar gracias a los que sirvieron y especialmente a los que nos regresaron”, dijo con tristeza Martínez, al referirse que la juventud no aprecia la libertad de hoy.
Ayuda a otros veteranos
“Paso mi tiempo asistiendo a los veteranos, buscando trabajo a ellos, cuando mueren asegurarme que tengan honores militares, ayudamos a la familia a conseguir condecoraciones y beneficios que muchos no saben que existen. Uno muy importante es que cualquier veterano que esté discapacitado, no necesariamente por un combate, si tiene hijos que están asistiendo al colegio, California paga los gastos del colegio para los hijos de veteranos. Todos los colegios tienen personal que saben de los beneificios de los veteranos”, enfatizó Richard.
En referencia a si alguna vez sufrió del racismo en el ejército, este veterano comentó “creo que nunca va a desaparecer. El último año que estuve ahí, tuve un encuentro con un colega estadounidense, no de ascendecia hispana, pero de mi mismo grado. Yo lo saludé y él me ignoró. Lo reporté al General. Yo iba camino al hospital del General porque la cadena CNN estaba solicitando una entrevista. Venía este sargento que casi me tiró en el pasillo y me vio como preguntándome qué estaba haciendo aquí. Le dije al General lo que había pasado y que ese señor estaba necesitaba anteojos o no le gustan los nombres hispanos. Aunque no tenemos que probarles nada, una forma de demostrarles nuestro valor es a través de la educación para que los jóvenes puedan conseguir buenos trabajos y nunca sentirnos menos”, recalcó Martínez, quien sigue muy activo a través del GI Forum, Capítulo VII en San José.
Planes
Entre sus planes está el seguir ayudando a lo veteranos e informándoles sobre los beneficios que casi no se da a conocer. En junio del 2001, Richard y su esposa Trinidad cumplieron 50 años de casados, y realizaron un crucero para celebrar sus bodas de oro. Actualmente, ellos viven en la Ciudad de Sacramento.