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April 26, 2024

La Guardia Nacional reparte 3.000 comidas en la zona cero del coronavirus en N.York

Members of the National Guard (R) distribute food outside of a community center in New Rochelle, New York, USA, 12 March 2020. EFE/EPA/JUSTIN LANE

New Rochelle (EE.UU.), 12 mar (EFE).- La vida en el municipio de New Rochelle, la zona cero del coronavirus en el estado de Nueva York y en la coste Este de EE.UU, se desarrolla con aparente normalidad. Sólo tres cosas rompen la cotidianeidad: los colegios están cerrados, en las casas se ven aparcados los vehículos familiares en una jornada laborable y media docena de uniformados de la Guardia Nacional reparten comidas a domicilio en un discreto despliegue.

Desde esta plomiza y fría mañana, las autoridades han aplicado la denominada “zona de contención”, concretamente en un radio de una milla (1,6 kilómetros) desde donde se detectó el primer caso del COVID-19, en la sinagoga Young Israel, en el barrio de Wykagyl del norte del municipio, que está a menos de 25 minutos en tren de Manhattan.

No es un perímetro de exclusión o cuarentena estricta. Hoy mismo se podía pasear por la zona e ir en automóvil, si bien la circulación era menor que otros días. Los colegios y centros comunitarios están obligados a cerrar y se prohíben las grandes reuniones. Las residencias de ancianos tampoco aceptan visitas. Todo debe durar dos semanas.

Members of the National Guard deliver food to distribute outside of a community center in New Rochelle, New York, USA, 12 March 2020.  EFE/EPA/JUSTIN LANE

Las familias de la zona, en su mayoría judíos ortodoxos, están dentro de sus casas siguiendo las recomendaciones de las autoridades y de los rabinos, en una cuarentena que pretende evitar nuevos contagios de una enfermedad que ha puesto a esta localidad, de menos de 80.000 habitantes, en el mapa.

En New Rochelle es donde se encuentran la mayoría de los 148 casos de coronavirus del condado de Westchester, más que en toda la ciudad de Nueva York. En el estado de Nueva York hay 328 casos a día de hoy.

El mayor problema, como recuerda Daniel Bonnet, director del centro comunitario Westcop, es que “la mayoría de jóvenes de la ciudad, muchos latinos, van a las escuelas de la zona del norte por ser de más calidad y muchos reciben allí gratis la comida que no encuentran fácilmente en casa”.

Al cerrar las escuelas, una de las primeras medidas fue la necesidad de hacer llegar las comidas a las casas de estos estudiantes y para ello ha llegado la Guardia Nacional, enviada por el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, con el cometido de proceder también a desinfectar colegios y centros públicos.

Members of the National Guard distribute food outside of a community center in New Rochelle, New York, USA, 12 March 2020. EFE/EPA/JUSTIN LANE

“Algunos no van uniformados, sólo con una cazadora con el emblema”, apunta John, un operario de la construcción. Y es que antes de la llegada de la Guardia Nacional, el alcalde de New Rochelle, Noam Branson, se las tuvo con Cuomo, pidiéndole que no alarmase a la población. Branson, por cierto, apoyó la candidatura de Pete Buttigieg en las primarias demócratas.

El alcalde, que recibe a Efe con amabilidad en su despacho del ayuntamiento, es muy activo en redes sociales y cada día actualiza la información del municipio con una llamada automática a los miles de hogares de New Rochelle, una práctica de comunicación muy extendida en el estado de Nueva York para temas escolares y de emergencias.

“La Guardia Nacional llegó a Westchester (el condado) y trabajará aquí en New Rochelle a partir de hoy para ayudar en la entrega de comidas, la limpieza de las instalaciones públicas y la distribución de suministros. No participará en ninguna actividad militar o policial y está operando únicamente como apoyo logístico”, explica el ‘mayor’ a sus conciudadanos. Su teléfono no deja de sonar.

Efectivamente, media docena de militares de la Guardia Nacional han desembarcado en el centro comunitario Westcop a las 8 de la mañana y han descargado palés con comestibles. Desde allí se han empaquetado unas 3.000 comidas que están siendo distribuidas por los soldados y una veintena de voluntarios, explica a Efe Daniel Bonnet, el director del centro social.