Medellín (Colombia), 16 ago (EFE).- Cantos de bullerengue y repiques de tambor se entretejen con ritmos contemporáneos en la propuesta musical de Alma Negra, una agrupación que encarna el crecimiento cultural que ha experimentado la región colombiana del Urabá (noroeste).
Con un proyecto de formación que revolucionó a artistas, artesanos y creativos de la zona y con la idea de convertirse en un “puente” entre las nuevas generaciones y las músicas folclóricas que han sido “un poco olvidadas”, surgió este grupo en el municipio de Apartadó, a donde llegaron hace cinco años los hermanos Brayan y Vaineila Brun, director y vocalista, respectivamente.
Poco a poco sumaron piezas hasta completar nueve integrantes, quienes dieron un paso determinante en su carrera con el reciente lanzamiento de “Si el negro la ataja”, una especie de carta de presentación del talento que converge en el Urabá, ubicado en el departamento de Antioquia.
Con este primer sencillo, autoría del maestro Argemiro Campo Ortiz, la banda experimentó lo que es sonar en emisoras, aparecer programas y estar en plataformas digitales.
“La gente piensa que grabamos en Bogotá o en Medellín, y no. Lo hicimos en un estudio en Apartadó”, expresó a Efe Brayan, y agregó que la canción, que pertenece a la tradición bullerenguera del Caribe colombiano, “ha sido bien recibida” con su mezcla tambores, maracas y guache con caja vallenata, batería y saxofón.
RITMO DE EVOLUCIÓN
Mientras el videoclip acumula visitas en YouTube y disfrutan de algo de exposición, Alma Negra prepara un álbum que busca concentrar la evolución conseguida con la ayuda de un proyecto de fortalecimiento a emprendimientos culturales en Urabá.
Esta iniciativa -que surgió a partir de una alianza entre la caja de compensación Comfama, la Fundación SURA y la Corporación Interactuar- apostó por transformar el territorio, rescatar la tradición e impulsar la diversidad cultural de la región.
El apoyo se concentró en segmentos como artes escénicas, entre teatro y circo; artes visuales, con la pintura y la fotografía; artesanías, y diseño y manualidades, así como música, danza, audiovisual, editorial y entidades de desarrollo y de fomento a la cultura.
“Si este proyecto no llega a la zona, nuestra música no se conocería”, aseguró el director de Alma Negra.
EL PROYECTO, TODO UN ‘BOOM’
Durante ese proceso, que lo involucró en capacitaciones en mercadeo digital, producción musical, dirección artística y diseño de proyectos, Brayan Brun comprobó que saber de música no era suficiente y que debía manejar a su banda como una empresa.
“Lo que nosotros teníamos era unos músicos y las ganas, nada más. El grupo tuvo un cambio drástico”, reconoció el artista.
En 2017 apenas lograron cuatro presentaciones, la mayoría en festivales de bullerengue, pero en 2019 empezaron a ver los frutos de la transformación.
Con un mejor sonido, cambio de imagen y reinvención, la agrupación registró cuatro presentaciones al mes.
Con este proyecto, que recientemente culminó su segunda fase, otros emprendimientos, según Brun, han mejorado “un 100 %”.
Y si para Alma Negra representó un “impulso en la carrera”, para la región, cuya economía es eminentemente agropecuaria, centrada en la producción y comercio del banano, ha sido “todo un boom”.
TRANSFORMAR UN TERRITORIO
Tras acompañar en el primer ciclo a 280 emprendedores con propuestas atractivas, la segunda fase se concentró en el fortalecimiento y desarrollo empresarial y técnico de 38 emprendedores culturales y creativos de la región para hacerlos más competitivos y que cumplan con los estándares de mercado.
“Gracias a esto, en el tiempo que va del proyecto logramos 2.300 millones de pesos (unos 606.000 dólares) en ventas reportadas por los emprendedores en las dos fases”, declaró Paola Mejía, responsable de empleo y emprendimiento del Comfama.
En esa misma línea, la directora ejecutiva de la Fundación SURA, María Mercedes Barrera, afirmó que esta iniciativa le permitió a los participantes tener contacto con expertos de otras regiones del país, para “facilitar las conexiones, mejorar lo que hacen y darse a conocer”.
En la segunda fase, los emprendedores participaron en talleres en economía naranja, derechos de autor y nuevos modelos para la cultura, entre otros.
También entregaron incentivos a 20 emprendimientos, entre ellos Alma Negra, como grabación canciones, videos musicales, desarrollo de portafolios y mejoras en páginas web.