Washington, 13 jun (EFE).- “¿Hasta cuando vamos a seguir así? Es un sabor agridulce que lo hayan extendido automáticamente otra vez”, lamentó la hondureña Perla Canales, resumiendo así el sentir general de sus compatriotas y migrantes de otros países centroamericanos que están en EE.UU., tras la prolongación este martes del amparo Estatus de Protección Temporal (TPS) por 18 meses más.
Tras el anuncio, varias familias acudieron ante la Casa Blanca para protestar por la incertidumbre en que muchos de sus parientes se encuentran al depender del TPS, una protección que permite a migrantes trabajar en EE.UU. y evitar su deportación.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) amplió el TPS a más de 300.000 migrantes de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Nepal, cuya permanencia en Estados Unidos estaba en riesgo después de que la Administración de Donald Trump (2017-2021) intentara retirarles el beneficio migratorio.
Canales lleva tres décadas en EE.UU. dependiendo del TPS. Emocionada al ver otra gente en su misma situación, participó en la concentración para exigir a Biden que “cumpla con su promesa” de una reforma migratoria.
“No puedo ser libre en este país”, denunció a EFE Canales, quien acudió a la protesta acompañada por primera vez de su nieta de 15 años, Perla Pineda, que es ciudadana estadounidense. Pineda fue una de las adolescentes que se reunieron este mismo martes con personal de la Casa Blanca para trasladar su preocupación por sus familiares con TPS.
Decenas de niños quisieron unirse a este reclamo, ya que sufren directamente las consecuencias del TPS de sus padres o parientes, como Marilyn Miranda, de 13 años.
“Muchos niños de mi clase no se tienen que preocupar sobre inmigración, pueden soñar en grande, yo cada día me siento más estancada”, lamentó a EFE Marilyn, nacida en la capital estadounidense, que acompañó a su madre a la protesta.
“Si a mi madre la deportaran yo me tendría que ir con ella y eso afectaría a mi sueño de ser abogada”, añadió Marilyn.
Soledad Miranda, madre de Marilyn, emigró de El Salvador a EE.UU. hace treinta años, porque quería “darle una vida diferente” a sus hijas, puesto que ella no pudo estudiar. Ahora, ve esta extensión de su TPS como “un descanso” insuficiente.
“Llevamos veinte años pagando impuestos, ya tenemos derecho a una residencia”, concluyó Soledad.
Activistas como Gustavo Torres de la organización CASA lideraron las demandas enviadas a Biden en la concentración. “Estamos aquí para decirle al presidente que no fue suficiente lo que hizo”, clamó Torres, mientras agradecía que algunos migrantes “van a tener un pequeño descanso” con la ampliación del TPS, pero se quedan atrás un millón y medio de personas más.
Al acabar, algunas familias compartieron un pícnic en el parque frente a la Casa Blanca y los niños se llevaron brazaletes de la amistad repartidos por activistas.