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May 3, 2024

Espacio Poético

Por: Sonia M Martin

Juana de América

 

 

El Dulce Milagro

¿Qué es esto?  ¡Prodigio! Mis manos florecen.

Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.

Mi amante besóme las manos y en ellas,

¡Oh, gracia!, brotaron rosas como estrellas.

Y voy por la senda voceando el encanto

Y de dicha alterno sonrisa con llanto

Y bajo el milagro de mi encantamiento

Se aroman de rosas las alas del viento.

Y murmura al verme la gente que pasa:

– ¿No veis que está loca? Tornarla a su casa.

¡Dice que en las manos le han nacido rosas

¡Y las va agitando como mariposas!

¡Ah, pobre la gente que nunca comprende

Un milagro de éstos y que sólo entiende

Que no nacen rosas más que en los rosales

Y que no hay más trigo que el de los trigales!

Que requiere líneas y color y forma

Y que sólo admite realidad por norma.

Que cuando uno dice: “Voy con la dulzura”,

De inmediato buscan a la criatura.

Que me digan loca, que en celda me encierren,

Que con siete llaves la puerta me cierren,

Que junto a la puerta pongan un lebrel,

Carcelero rudo, carcelero fiel.

Cantaré lo mismo: -Mis manos florecen,

Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.

¡Y toda mi celda tendrá la fragancia

De un inmenso ramo de rosas de Francia!

 

Es posible que estos versos, este poema, yo lo escuchara cuando aún estaba en el vientre de mi madre. Siempre la escuché declamarlo. Aprendí este poema desde pequeña y lo memoricé palabra a palabra, verso a verso, hasta hoy en mi ancianidad, que yo también lo declamo con la misma pasión que mi madre lo hizo en mi infancia.

De pequeña me imaginaba, mientras mi madre recitaba el poema de Juana de Ibarbourou, las rosas que crecían en mis manos, el olor de las mismas y el terrible carcelero rudo, el carcelero fiel como un tremendo y gigantesco perro negro, que no dejaría salir de su prisión a la pobre loca, aunque yo también podía ver, junto con mi madre, cómo las rosas crecían en nuestras manos. ¿Iríamos nosotras a la cárcel por ver estas rosas en nuestras manos? Me apasionaba el poema.

Y de este modo es que yo conocí a Juana de América, poeta uruguaya, conocida como una de las voces más potentes de la lírica latinoamericana de principios del siglo XX cuya obra poética exalta el amor maternal y el amor al amante. Sus versos para el mundo infantil llegaron a mis oídos por boca de mi madre nuevamente, y yo se los declamé a mis hijos mientras los arrullaba y también a mis nietos… y hoy quiero compartir a Juana de América con ustedes. He aquí sus poemas Canciones de Natacha

 

CANCIONES DE NATACHA

 

La loba, la loba

Le compró al lobito

un calzón de seda

y un gorro bonito.

La loba, la loba

se fue de paseo

con su traje rico

y su hijito feo.

La loba, la loba

vendrá por aquí,

si esta niña mía

no quiere dormir.

 

 

El Alba

 

Es la hora en que el alba grisácea se torna traslúcida, y pura, descalza, alegre, recién desgajada de la noche, cae sobre la tierra negra la mañana. Ha palidecido el lucero y se alza el himno informe y grande de las cosas vivas. En esta hora de embriaguez vital yo olvido el pasado y el futuro, el mal y el bien, las lágrimas derramadas y las que tendré que derramar aún. Olvido que mi hijo es carne de sufrimiento que también ha de gemir algún día, y recostada contra un seto húmedo me doy a cantar. Y canto, canto, canto, con la garganta fresca y el corazón vacío, como si yo y el mundo caduco fuéramos absolutamente nuevos y puros en esta hora matinal.

 

“[…] Me ha sorprendido gratísimamente la castísima desnudez espiritual de las poesías de usted, tan frescas y tan ardorosas”, le escribió Miguel de Unamuno, luego de leer Las lenguas de diamante.

 

Juana de América o Juana Fernández Morales, (Melo, 8 de marzo de 1892 – Montevideo, 15 de julio de 1979), fue una destacada poeta uruguaya conocida también como Juana de Ibarbourou. Nació en 1892, aunque ella afirmaba haber nacido en 1895. Se hizo conocida como Juana de Ibarbourou, tomando el apellido de su marido, el capitán Lucas Ibarbourou, con quien se casó a los veinte años.

Alcanzó una gran popularidad por sus primeras colecciones de poemas. Fue elegida miembro de la Academia uruguaya en 1947, y en 1959 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura, otorgado ese año por primera vez. Sus poemas y su obra en general se destacan por su estilo modernista y, temáticamente, exaltan la maternidad, la belleza física, el erotismo y la naturaleza. Vivió en Tacuarembó en el año 1937, durante un período de 6 meses, a invitación del pueblo local.

Sus tres primeros libros, de estilo modernista, fueron Las lenguas de diamante (1919), la colección de prosa poética El cántaro fresco (1920) y Raíz salvaje (1922). Estos poemarios se destacaron internacionalmente y fueron traducidos a varias lenguas.

Su estilo original para su época consistió en fusionar el rico colorido de sus imágenes con una expresividad fresca y natural. A partir de entonces, publicó más de treinta libros, la mayoría de los cuales fueron colecciones de poesía, aunque escribió también memorias de su infancia, como Chico Carlo (1944), y un libro para niños. Su amplia popularidad la hizo merecedora del apodo de Juana de América, con el que se le rindió un homenaje oficial en 1929. Por su parte, ella se declaró “hija de la naturaleza”. Se la suele comparar con poetas tan importantes como Gabriela Mistral o Alfonsina Storni.

Vivió una vida muy triste y dolorosa a pesar de su fama y belleza. A causa de una enfermedad se hizo adicta a la morfina. Tuvo solo un hijo el que la hizo vivir violencia doméstica, aunque se comenta que su esposo también abusaba de ella. Aún con esta vida tan dolorosa Juana de América tuvo la alegría de ser nominada al Premio Nobel de Literatura y nos dejó una obra poética y en prosa difícil de olvidar, aunque con tristeza tengo que mencionar que, al hacer la investigación para escribir este artículo, pude comprobar que muchas antologías de poesía latinoamericana no la nombran y mucho menos se pueden leer sus poemas en ellas. Si bien me he quedado muy triste al conocer su vida, puedo decir que ella me dio grandes alegrías con sus poemas en mi infancia y adultez. Juana de Ibarbourou se merece su título de Juana de América.

 

Bibliografía

de Ibarbourou, Juana. Antología. Poesía y prosa 1919-1971. B.A.: Losada.1977

de Ibarbourou, Juana. Raíz salvaje. El cántaro fresco. B.A.: Losada. 1976

Mujica, Bárbara. Texto y vida. Introducción a la literatura hispanoamericana. NY: Wiley. 2002.

Ortega, J., Pellón, G., Gaspar, M. Letras de Hispanoamérica. Boston: Vista. 2014.

 

Sonia M Martin es periodista, escritora y poeta. Es asimismo profesora de literatura, sociología del teatro Latinoamericano, así como profesora de historia del arte e historia del traje. Ha publicado varios libros y tiene premios literarios en Latinoamérica y en Estados Unidos.

Madre de tres hijos y abuela de seis nietos. Cuida una colonia de gatos salvajes y tiene en su casa varios gatos y gatas. Practica Yoga, Tai Chi, Fitness y Danzas Orientales; se inició en las Danzas Orientales a los 75 años y al día de hoy, Sonia tiene unos saludables y energéticos 86 años.

Adora los felinos y es protectora de la fauna y del Planeta Tierra. Baila en diversos festivales de Danzas Orientales y baila en donde la inviten a bailar. Su pasión es leer, escribir, bailar, tejer, cocinar, cuidar sus gatos y tener muchos amigos. Adora las redes sociales y el WA.