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April 27, 2024

Espacio Poético: «No hay escuelas; hay poetas» – Ruben Darío

Por: Sonia M Martin

«No hay escuelas; hay poetas»

RUBEN DARIO

 

SONATINA

La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

La princesa está pálida en su silla de oro,

está mudo el teclado de su clave sonoro;

y en un vaso olvidada se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.

Parlanchina, la dueña dice cosas banales,

y, vestido de rojo, piruetea el bufón.

La princesa no ríe, la princesa no siente;

la princesa persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,

o en el que ha detenido su carroza argentina

para ver de sus ojos la dulzura de luz?

¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,

o en el que es soberano de los claros diamantes,

o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

tener alas ligeras, bajo el cielo volar,

ir al sol por la escala luminosa de un rayo,

saludar a los lirios con los versos de mayo,

o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,

ni los cisnes unánimes en el lago de azur.

Y están tristes las flores por la flor de la corte;

los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,

de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!

Está presa en sus oros, está presa en sus tules,

en la jaula de mármol del palacio real,

el palacio soberbio que vigilan los guardas,

que custodian cien negros con sus cien alabardas,

un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!

(La princesa está triste. La princesa está pálida)

¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe

(La princesa está pálida. La princesa está triste)

más brillante que el alba, más hermoso que abril!

-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,

en caballo con alas, hacia acá se encamina,

en el cinto la espada y en la mano el azor,

el feliz caballero que te adora sin verte,

y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,

a encenderte los labios con su beso de amor

 El poema Sonatina forma parte de Prosas profanas y otros poemas (1896).  Y nos lleva al imaginario de los cuentos de hadas, donde las princesas sueñan con príncipes que las liberen del encierro. En mi infancia, este poema me lo enseñó mi madre y yo soñé miles de veces con ser la princesa a la que, el poeta, me invita con su espíritu ensoñador y evasivo frente al mundo concreto –propio del modernismo-, mundo incapaz de satisfacer los anhelos de trascendencia y vitalidad que sólo el amor, o quizá la pasión, puede ofrecer. Leer los poemas o los cuentos de Rubén Darío es realmente entrar en mundos imaginarios que el poeta supo regalar a través de esa maravillosa pluma de la que el vate fue poseedor. Leyendo su biografía podemos ver que ese talento que tantos mundos nos muestra con su maravillosa pluma poética y también narrativa, en su vida personal, aún con éxitos y premios literarios, no fue un hombre feliz.

BREVE BIOGRAFIA

Félix Rubén García Sarmiento nació en Metapa, Nicaragua en 1867. Fue el poeta iniciador y máximo representante del Modernismo hispanoamericano. Con brillantez formal, estilística y musical, casi no hay autor en lengua  española que iguale al Darío de la primera etapa, la etapa plenamente modernista de Azul (1888) y Prosas Profanas (1896).

En 1903 es nombrado cónsul de Nicaragua en París. En 1905 va a España como miembro de una comisión nombrada por el gobierno nicaragüense y ese año publica el tercero de los libros más importante de su obra poética: «Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas», editado por Juan Ramón Jiménez.

En 1906 participa como secretario de la delegación nicaragüense, en la Tercera Conferencia Panamericana que tuvo lugar en Río de Janeiro. Poco después es nombrado ministro residente en Madrid del gobierno nicaragüense de José Santos Zelaya hasta febrero de 1909.

Entre 1910 y 1913 viaja por varios países de América Latina y en estos años escribe su autobiografía, que aparece publicada en la revista «Caras y caretas» con el título «La vida de Rubén Darío escrita por él mismo», y la obra «Historia de mis libros», textos importantes para el conocimiento de su evolución literaria.

En 1914 se instala en Barcelona, donde publica su última obra poética de importancia, «Canto a la Argentina y otros poemas». Al estallar la Primera Guerra Mundial viaja a América y, tras una breve estancia en Guatemala, regresa definitivamente a León (Nicaragua), donde fallece en 1916.

Decir que falleció en 1916 no nos deja satisfechas. La muerte del poeta fue dolorosa y triste. Hay muchas versiones al respecto, pero estimo que jamás sabremos la verdad. Mucho se comentó que murió de alcoholismo, sin embargo, no se ha podido comprobar si era o no alcohólico. Lo que sí podemos afirmar, es que su muerte fue, como dijimos anteriormente, dolorosa y muy triste.  En realidad, nunca fue un alcohólico como muchas veces lo han culpado. Murió con grandes dolores y quizá, quizá, fue negligencia médica de aquellos años.

Whitman-Darío

La admiración de Rubén Darío por el poeta Walt Whitman la podemos apreciar al leer estos versos justamente dedicados al gran vate estadounidense, quien rompe esquemas con el yugo británico, como el mismo Darío en nuestra lengua quien libera la poesía de todo nuestro continente con su estilo diferente. Los admiradores de Walt Whitman y muchas veces seguidores, los encontramos en Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Huidobro, César Vallejo y muchos otros poetas latinoamericanos, así como en Ruben Darío.

 A Walt Whitman

En su país de hierro vive el gran viejo,

bello como un patriarca, sereno y santo.

Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo

algo que impera y vence con noble encanto.

 

Su alma del infinito parece espejo;

son sus cansados hombros dignos del manto;

y con arpa labrada de un roble añejo

como un profeta nuevo canta su canto.

 

Sacerdote que alienta soplo divino,

Anuncia en el futuro tiempo mejor.

Dice al águila: “¡Vuela!; “¡Boga!” al marino,

Y “¡Trabaja!” al robusto trabajador.

¡Así va ese poeta por su camino,

¡Con su soberbio rostro de emperador!

La admiración por este gran vate de lengua inglesa por Darío, lo lleva a tratar de leer los poemas de W. Whitman en inglés, idioma que el nicaragüense no dominaba. Pero lo intenta y lo admira.

 

 RUBEN DARIO EN VALPARAISO, CHILE

 “Azul…”

“Rumbo a Chile con el pasaje pagado por el presidente de Nicaragua se embarca Darío en el puerto de Corinto el día 6 de junio de 1886. Las causas de su partida siguen sin estar del todo claras, aunque los testimonios más fiables hacen pensar, cómo él mismo aseguró, en “la mayor desilusión que puede sentir un hombre enamorado.”

Aunque Darío había pensado en marchar a Estados Unidos, los encendidos consejos del general salvadoreño Juan José Cañas, exiliado por entonces en Nicaragua, le hicieron cambiar de opinión. El general Cañas había representado a su país natal en Chile durante la Exposición Universal de 1875; allí su calidad de escritor le había facilitado un trato de privilegio y un sinnúmero de célebres amistades, entre ellas la del prolífico Vicuña Mackenna. No resulta extraño, pues, que Cañas, admirador de la pujante intelectualidad chilena y conocedor de las posibilidades literarias de Darío, le aconsejase como meta “la culta y populosa Santiago y le firmase sendas cartas de recomendación para Eduardo McClure y Eduardo Poirier, ambos influyentes en el periodismo del país sureño.

El atractivo panorama cultural de Chile que le debió de dibujar Cañas y en el cual, según la misma prensa nicaragüense, la literatura había “llegado a un grado de desarrollo admirable” y las ciencias habían “’adquirido un ensanche prodigioso” (Sequeira 1945, 292), pudo sembrar en Darío la idea de que allí iba a encontrar “’un ambiente propicio a los estudios y disciplinas intelectuales” (OCI,195) y de que, por tanto, se encaminaba al país idóneo para sus inquietudes literarias.”

La realidad que vivió Rubén Darío en Chile, fue muy diferente a la que el joven poeta soñó. La sociedad y la aristocracia chilena rechazó de plano al nicaragüense. La alcurnia chilena, muy exigente y europeizada, no aceptó ni la forma de hablar del nicaragüense escritor y poeta ni tampoco su manera de vestir. Ruben Darío no lo pasó bien en Chile, sin embargo, esa aristocracia que lo rechazó, se enamoró de la pluma maravillosa del joven Rubén Darío y los chilenos amaron por siempre sus versos, sus poemas, sus cuentos y su pluma en general.

Hasta hoy, Rubén Darío tiene un espacio especial para su literatura y su maravillosa poesía en la loca geografía del país andino….

Yo, a mis casi 90 años, aún sueño con ser la princesa de Rubén Darío…

Bibliografía

Alegría, Fernando. “La poesía chilena. Orígenes y desarrollo del siglo XVI al XIX.” México: Fondo. 1954

Chang-Rodríguez, Raquel, Filer, M. “Voces de Hispanoamérica. Antología Literaria.” MA: Cengage. 2017

Darío, Rubén. “Azul…Cantos de vida y esperanza.” Madrid: Cátedra. 2000

Kaplan, Justin. “Walt Whitman. A Life.” N.Y.: Bantam. 1982

Mujica, Bárbara. “Texto y vida. Introducción a la literatura hispanoamericana.” N.Y.: Wiley. 2002

Whitman, Walt. “Canto de mí mismo” Madrid: Edaf. 1985

 

Sonia M Martin es periodista, escritora y poeta. Es asimismo profesora de literatura, sociología del teatro Latinoamericano, así como profesora de historia del arte e historia del traje. Ha publicado varios libros y tiene premios literarios en Latinoamérica y en Estados Unidos.

Madre de tres hijos y abuela de seis nietos. Cuida una colonia de gatos salvajes y tiene en su casa varios gatos y gatas. Practica Yoga, Tai Chi, Fitness y Danzas Orientales; se inició en las Danzas Orientales a los 75 años y al día de hoy, Sonia tiene unos saludables y energéticos 87 años.

Adora los felinos y es protectora de la fauna y del Planeta Tierra. Baila en diversos festivales de Danzas Orientales y baila en donde la inviten a bailar. Su pasión es leer, escribir, bailar, tejer, cocinar, cuidar sus gatos y tener muchos amigos. Adora las redes sociales y el WhatsApp.