Detroit (EE.UU.), 19 may (EFE).- El presidente estadounidense, Joe Biden, recurrió este domingo al miedo en su intento por frenar la desafección de la comunidad afroamericana, que contribuyó a su victoria en 2020 pero ha disminuido su apoyo progresivamente.
“¿Qué hubiera hecho (Donald Trump) si quienes asaltaron al Capitolio hubieran sido afroamericanos? Lo digo en serio. ¿Qué creen? No me lo puedo ni imaginar”, dijo en Detroit en la gala anual de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color.
El mandatario recordó la promesa de su antecesor de indultar a los que tomaron la sede del Congreso el 6 de enero de 2021, y subrayó que es su Administración y no la de Trump la que más ha hecho en favor de la comunidad afroamericana.
“He venido aquí para deciros que el país os necesita”, añadió en ese encuentro en el estado de Míchigan, donde quiso incidir en que en las presidenciales de noviembre “está en juego todo ese progreso” logrado desde su llegada al poder.
Su presencia en Detroit culminó una semana en la que ha tenido otros actos significativos para los afroamericanos, como una recepción el jueves en la Casa Blanca con los impulsores de la demanda que en 1954 logró que el Supremo acabara con la segregación racial en las escuelas.
Porque, aunque los afroamericanos contribuyeron a llevarle a la Presidencia, su respaldo se está resquebrajando. Hace cuatro años el 87 % de los hombres afroamericanos votaron por él, pero ahora solo un 57 % planea hacerlo, según una encuesta del diario Wall Street Journal de abril.
“Hay una percepción errónea de que deberíamos ser demócratas porque somos negros”, señala a EFE Brian J., electricista de Míchigan que tras haber votado en 2008 por Barack Obama, que le decepcionó, se decantó por Trump en 2020 con la creencia de que los demócratas “no promueven el ascenso social”.
Para Biden esta ha sido su tercer viaje electoral a ese estado desde enero. Y antes de eso, en septiembre, hizo historia en Detroit al convertirse allí en el primer mandatario en activo en sumarse a unos piquetes en defensa de mejores condiciones laborales para los trabajadores del sector de la automoción.
“Estuve en los piquetes”, dijo recordando que Trump acudió a la zona prácticamente a la vez pero en cambio se reunió con trabajadores no sindicalizados “para mostrar su falta de respeto por los sindicatos”.
Míchigan tiene unos 10 millones de habitantes, según las últimas cifras del censo, y por detrás de la población blanca (78,8 %), la afroamericana es la segunda más numerosa (14,1 %).
La gala en la que habló estuvo dedicada a la lucha por las libertades y no perdió de vista la importancia de los comicios de noviembre.
“Todo nuestro modo de vida está en juego. Es importante que entendamos en primer lugar que el voto determina quién hace las políticas. Y eso puede ser una cuestión de vida o muerte”, dijo a EFE el presidente de la junta nacional de directores de la NAACP, Leon Russell.
No quiso revelar su voto ni dar una consigna, pero dejó clara su opción: “Voy a votar por el que no ha promovido el odio y la división, por el que ha hecho cosas destinadas a mejorar la vida de la gente a la que represento, en lugar de cerrar nuestras fronteras”, señaló en referencia velada a Biden.
En esa línea, el NAACP recibió a Biden entre aplausos, pero a las puertas del centro de convenciones Huntington Place, bajo un estrecho cordón policial, no faltaron las manifestaciones propalestinas que desde hace un mes se han intensificado por el país por el apoyo de su Administración a Israel en la guerra de Gaza.
Con pancartas reclamando un alto el fuego, el fin de la ayuda militar y económica a Tel Aviv o el cese de la “matanza” de palestinos, más de un centenar de personas gritaron al mandatario que no era “bienvenido”.
Mohamed Almawri, estadounidense de origen yemení, acudió tanto a esa protesta como a una similar el sábado en Dearborn, localidad de mayoría árabe en las afueras de Detroit. Y, sin dudarlo, dijo a EFE que está dispuesto a “pagar el precio” de que no apoyar a Biden implique ver de nuevo a Trump en el poder.