México, 23 sep (EFE).- El jinete olímpico mexicano Nicolás Pizarro aseguró que la humanidad debería imitar comportamiento de algunos animales como los caballos y entonces sería más solidaria.
“Los humanos deberíamos aprender de la nobleza de los caballos; les deberíamos copiar porque la sociedad necesita alejarse del consumismo, de la voracidad y de la rapidez. De ellos, deberíamos aprender a tener paciencia”, dijo Pizarro en entrevista con EFE.
Horas antes de viajar a Barcelona para tomar parte en la final de la Copa de las Naciones, Pizarro confesó que si bien sueña con representar a México en los Juegos Panamericanos de este año y en el 2024 en los Olímpicos, su relación con los caballos va más allá de lo deportivo y tiene un aire de familia.
“Hay una entrega a un ser vivo que se enferma, desarrolla miedos y celos. Lo pueden montar otras personas, pero la relación solamente se hace cuando se le dedica el tiempo; ahí se establece una sociedad equiparable a la de un familiar, a la de un matrimonio”, confesó.
Pizarro, trigésimo séptimo del ránking mundial de saltos, cree que los resultados en su deporte sólo llegan cuando los corazones del dúo jinete-caballo se unen y hay una empatía basada en las emociones.
“Son animales que no están preparados para lo que les pedimos. En el campo saltarían una cerca, un charco, pero son de una gran nobleza y se entregan a nosotros. Permiten que uno les ponga un albardón, un freno y después se dejan guiar por obstáculos que deben librar en el menor tiempo posible, lo hacen por amor”, explicó.
La competición de ecuestres es la más abierta e igualitaria del programa olímpico; en ella toman parte con las mismas condiciones mujeres y hombres, jóvenes y viejos, personas de diferente talla y peso, lo cual destacó Pizarro.
“Es el único deporte en el que un hombre y una mujer compiten en la misma rama; en el caso de ellas, tienen con el caballo un vínculo diferente al del hombre. El caballo se entregan más a las mujeres, porque siente una nobleza y una lealtad más grande”, aseguró el deportista, con experiencia en los Olímpicos de Londres 2012.
Pizarro reconoce que el mayor dolor para una persona casi siempre está relacionado con una pérdida familiar, pero la tristeza en esos casos es parecida a la decir adiós a un caballo, después de muchos años de complicidades.
“Nada se equipara a la pérdida familiar, sin embargo, cuando un caballo se vende, se lastima, se muere o lo que sea, es muy doloroso. No sabría decir qué relación crean otros con sus bastones de golf, sus balones o sus raquetas, pero esto es diferente porque hay un ser vivo con el que vives muchas emociones”, comentó.
A punto de cumplir 45 años, Pizarro está en un elevado momento de forma deportiva; hace unas semanas formó parte del equipo subcampeón de en la para de la Copa de Naciones en Bruselas y ganó bronce en Dublín.
Si se toma en cuenta que en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, el británico Nicholas David Skelton, ganó la medalla de oro en saltos con 58 años, el mexicano podría mantenerse al menos una década más en el alto rendimiento, pero insiste en que después del próximo verano ya no competirá más por México.
“Después de eso. Nicolás Pizarro estará entregado a desarrollar caballos, a entrenar a otros, estará cercano a la familia y lejos de los viajes. Hay que abrir las oportunidades para los nuevos jinetes, de la misma manera que para mi se abrieron las puertas”, concluyó.