Ciudad de México, 24 mar (EFE).- El economista mexicano especializado en Historia Diego Castañeda presenta ‘Desiguales’, un ensayo que denuncia la desigualdad en México y la “deuda gigantesca” del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sobre todo, en materia de sanidad, según asegura en una entrevista con EFE este domingo.
“Lejos de construir un sistema como de Estado del bienestar, lo que hemos visto es una especie de esfuerzo de transformar al Estado en un cajero automático”, asevera.
Castañeda matiza que las “transferencias” de los programas sociales pueden tener un impacto a corto plazo en la reducción de la desigualdad, pero “no están construyendo” las condiciones que garantizan “cambios permanentes”.
“Generas un sistema muy vulnerable a cualquier choque: una crisis, una pandemia… (…) De pronto, te pone una situación en la que esas ganancias se pueden perder muy rápido”, advierte.
Sin embargo, el economista reconoce aciertos a López Obrador, como las reformas contra el ‘outsourcing’ o subcontratación laboral y el aumento del salario mínimo, así como “una reducción” de la pobreza, pero que queda “muy lejos” de lo que se esperaba al inicio del sexenio, en 2018.
“Un país como México, que tiene una economía del tamaño que tiene, no debería permitirse tener tanta población en pobreza extrema”, critica, pues esta categoría es la que “menos se ha solucionado”.
Este pendiente del Gobierno se suma a otras desigualdades que azotan México desde antaño, como la brecha de género o el acceso desigual a la educación.
Raíces en la “herencia colonial” y la fiscalidad
Las diferentes caras de la desigualdad, que se interrelacionan con los índices de violencia o las diferencias regionales, tienen sus raíces a lo largo de la historia de México, desde la “herencia colonial” de una “sociedad estratificada” hasta los problemas fiscales perennes, considera.
“Políticamente, la independencia se expresa como que quieren abolir la esclavitud, la sociedad de castas. (…) Pero, en la realidad de los hechos, era más complicado”, advierte, por lo que “todavía” en los años 80 del siglo pasado había “algún tipo de esclavitud” hacia la comunidad maya.
En el rubro fiscal, Castañeda subraya una “debilidad” que se remonta a la independencia (1821), pero que se acrecentó por las deudas internacionales y la “captura política” que sellaron los distintos gobiernos mexicanos con sus prestamistas.
La desigualdad en el acceso a la educación también incide en el desarrollo social, pues tiene un “impacto intergeneracional”: “Las inversiones hoy en educación o salud no se pagan inmediatamente, pero las ves en 20 años, cuando esa población es más sana y, por lo tanto, más productiva”.
Esta herencia arremete especialmente contra las mujeres, que registran niveles “bajísimos” de participación laboral y son las que, principalmente, se ocupan del hogar.
“Hay una tarea titánica en términos de un sistema de cuidados, de la carga laboral no remunerada que tienen, justamente, porque no hay este sistema”, subraya.
“Pedagogía” y una reforma fiscal, las soluciones
Como solución, Castañeda exige a la clase política que deje de lado la “mentalidad electoral” y plantee a la ciudadanía “una pedagogía pública sobre los problemas del país”.
Asegura que tienen que abrirse discusiones “nada populares”, como la de una reforma fiscal.
Esta es la gran medida que el economista propone, pues “hay como 200 años de espera por una reforma fiscal” que permita un Estado del bienestar en México, algo que “no puedes construir de un día para el otro”.
“Unos preferirán impuestos a la riqueza y herencias, otros preferirían enfocarse en asuntos como el predial, los impuestos que pagas por la propiedad de la tierra, que es un área muy poco explotada en México”, expone.
Así, encomienda al Gobierno surgido de las elecciones del próximo 2 de junio que “se tome en serio” la labor de “pedagogía pública” para conseguir una menor desigualdad, así como un ejercicio de transparencia para explicar “cómo y dónde se usarán” las recaudaciones.
“Si a la gente se le habla con seriedad, la gente es razonable”, sostiene.