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March 28, 2024

Disfunción o trastorno erectil

A mi manera

Juan Carlos Valderrama

Hoy trataré un tema de índole sexual, un tabú para los varones, que ya de por si hablar de sexo es un tema tabú imagínense escribir sobre las disfunciones sexuales es como cometer un pecado, espero ser absuelto del mismo, pero es necesario para que las personas puedan entender de que se está hablando para su bienestar y salud integral.

Las Disfunciones Sexuales son un grupo de trastornos heterogéneos, típicamente caracterizados por una alteración clínicamente significativa de la capacidad de la persona para responder sexualmente o para experimentar placer sexual. Un individuo puede tener varias disfunciones sexuales a la vez. En estos casos deberán diagnosticarse todas las disfunciones.

Las disfunciones sexuales se puede explicar por un trastorno depresivo o bipolar de ansiedad, de estrés postraumático, psicótico, el uso/mal uso o abstinencia de una droga o sustancia, un conflicto importante en la relación, violencia de pareja o factores de estrés u otros.

Tocaremos la Disfunción o Trastorno Eréctil conceptualizándola como la incapacidad para conseguir o mantener una erección con la suficiente rigidez como para llevar a cabo relaciones sexuales satisfactorias.

De acuerdo al DSM-V 2014 Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales se diagnostica una Disfunción o Trastorno Eréctil cuando existe:

  1. Dificultad marcada para conseguir una erección durante la actividad
  2. Dificultad marcada para mantener la erección hasta finalizar la actividad sexual
  3. Reducción marcada de la rigidez de la erección sexual; por lo menos si el problema ha estado presente por un periodo significativo de 6 meses y provoca un malestar clínico en la persona y no se explica mejor por un trastorno mental no sexual o como consecuencia de una alteración grave de la relación u otros factores estresantes significativos y no se puede atribuir a los efectos de una sustancia/medicación o a otra afección médica.

Según el DSM IV-TR 2000, es la Incapacidad persistente o recurrente para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual, aunque no tiene en cuenta el concepto de relación sexual satisfactoria.

La OMS clasificó la Disfunción o Trastorno Eréctil como enfermedad tipo III por las graves repercusiones en la calidad de vida del  paciente.

Epidemiologícamente la Disfunción o Trastorno Eréctil supone el primer motivo de consulta en la mayor parte de los servicios sexológicos.

La erección es una respuesta fisiológica en la que participan mecanismos vasculares, neurológicos y endocrinos. Se inicia mediante estímulos sensoriales que se generan en órganos genitales y/o estímulos psicógenos, visuales, auditivos, etc., que se trasladan hacia el cerebro.

La fisiología de la respuesta sexual incluye etapas tales como la excitación, el orgasmo, la resolución y la meseta; hay un componente psicofisiológico, el deseo sexual y un componente subjetivo psicológico sobre la satisfacción sexual.

Entre los  factores de las Disfunción o Trastorno Eréctil que pueden ser relevantes sobre la etiología, el tratamiento y pueden contribuir en grados diversos a la problemática de los distintos individuos tenemos:

1) de pareja como problemas sexuales, estado de salud

2) de la relación mala o deteriorada, discrepancias en el deseo de mantener actividad sexual

3) de vulnerabilidad individual sobre la imagen corporal, antecedentes de abuso sexual o emocional, comorbilidad psiquiátrica, depresión, ansiedad, estrés, pérdida de empleo, duelo

4) culturales o religiosos que pueden influir en las expectativas, dar lugar a prohibiciones al hecho de experimentar placer sexual y sobre la inhibición en relación a la actividad sexual, el placer o actitudes hacia la sexualidad

5) médicos relevantes para el pronóstico, el curso o el tratamiento.

Sobre la etiología, es decir las causas son una conjunción de factores orgánicos, psicológicos y actitudinales.

Entre los orgánicos tenemos que cualquier alteración en los mecanismos fisiológicos de la erección tales como Diabetes, Alteraciones cardiovasculares, fármacos, alcohol, tabaquismo, insuficiencia renal, hiperlipemia, alteraciones neurológicas.

El aspecto psicológico abarca factores predisponentes como la educación moral y religiosa restrictiva, relaciones deterioradas entre la pareja, inadecuada información sexual, experiencias sexuales traumáticas durante la infancia, inseguridad en el rol psicosexual, modelos paternos inadecuados o trastornos de personalidad; sentimientos de masculinidad disminuidos, factores desencadenantes como disfunción sexual previa, problemas de pareja, infidelidad, expectativas poco razonables sobre el sexo, fallos esporádicos, edad, depresión, ansiedad, anorexia nerviosa, experiencias sexuales traumáticas, estrés, situaciones especiales.

Actitudinales mantenedores como ansiedad ante la relación sexual, anticipación del fallo, sentimientos de culpa y temor, poca confianza en sí mismos falta de atracción entre los miembros de la pareja, problemas generales en la relación, miedo a la intimidad, deterioro de la autoimagen, baja autoestima, información sexual inadecuada, escasez de estímulos eróticos, miedos o fobias específicas, escaso tiempo dedicado al galanteo o trastornos mentales.

El envejecimiento puede asociarse a una disminución normal de la respuesta sexual. Aunque ella tiene requisitos biológicos de base, habitualmente se experimenta en un contexto intrapersonal, interpersonal y cultural. Así pues, la función sexual supone una compleja interacción entre factores biológicos, socioculturales y psicológicos.

El consejo sexual servirá para resolver las dudas del paciente ante el problema, detectar y corregir sus mitos y expectativas irracionales y proponer un modelo de relación sexual no demandante y no centrada en el contacto genital, en especial en la penetración, sino en el erotismo y que favorezca la comunicación sexual, se busca aliviar la ansiedad de desempeño anticipatorio y superar la evitación surgida ante la frustración que genera la disfunción.

La Disfunción o Trastorno Eréctil puede presentar comorbilidad con otros diagnósticos de tipo sexual, como la eyaculación prematura (precoz) o el trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón, así como con los trastornos de ansiedad y depresivos. Es común en los hombres con síntomas de vías urinarias inferiores relacionados con la hipertrofia de próstata. Puede presentar comorbilidad con la dislipidemia, la enfermedad cardiovascular, el hipogonadismo, la esclerosis múltiple, la diabetes mellitus y otros trastornos que interfieren con la función vascular, neurológica o endocrina necesaria para una función eréctil normal.

Si ha llegado a finalizar esta lectura es que le ha interesado, visite  un especialista de manera pronta si algo de lo que ha leído coincide con su estado de salud, es por su bienestar  lo agradecerá.